viernes, 14 de junio de 2024

LA FELICIDAD ¿DE QUÉ DEPENDE?

 LA FELICIDAD ¿DE QUÉ DEPENDE? 

Eduardo N. Cordoví Hernández.

El mundo es un hervidero. No ha dejado de serlo nunca. Y la dicotomía de la existencia siempre ha sido en este momento presente, un instante que ocurre después del pasado y antes del futuro, ahí, en esa micro fracción de segundo es que aparece la angustia humana o la divina felicidad. Y, ahora, están ocurriendo muchas cosas en el mundo, pero en La Habana, también ocurren unas mientras otras, no comienzan. 

Padezco de una filosofilia crónica y cuando escribo no puedo sustraerme de querer dejar mi visión de lo que aprecio.

La enorme mayoría coincide en creer que todo está mal y que, el mundo, debe ser arreglado de alguna manera. Una simple observación de la historia demuestra que en varios miles de años, todos los esfuerzos por mejorarlo han fallado. Y, de alguna manera todos repiten la noticia del malestar y la incomodidad con el añadido de un «hasta cuándo», pero que lleva implícita la seguridad de saber dónde están todas las causas y la única forma de resolver todo.

Aquí en La Habana, se aprecia una realidad incierta. Aunque algo es seguro. Muchas personas, por diversas causas; creen no ser felices o lo creen por una sola. No obstante, el asunto es: ¿de qué depende? Y yo digo que: No depende de nada. En todo es falta de información acerca de la realidad.

Creo que las personas nacen felices y que ser feliz es un requisito para estar vivo. Los niños nacen felices y parecen serlo hasta que aprenden de los adultos a vivir con pequeñas alegrías sustitutas de la felicidad. ¡Ésa! es la puta verdad. Con esta premisa termino creyendo que no hay que salir a conquistarla, ni dar la vida por ella. Nadie te la puede quitar. Ni tienes que ir a buscarla a otro sitio. Creo que va siendo hora de que alguien diga algo distinto, aunque sea para variar. O que sea como en el cuento de aquél que decía: «Si me muero en Valencia que me entierren en Madrí y si muero en Madrí que me entierren en Valencia. ¿Y por qué así? Le preguntó uno, a quien le respondió: ¡Pa'jodé hombre, pa'jodé!»

¿Significa que yo diga que estas ideas autorizan o dan permiso, a lo que pueda molestar? No. Sólo te informan las reglas del juego y cómo participar. Luego me parece que sólo somos libres de aprender a jugar o no; porque al final: jugar es obligatorio.

Dentro de las reglas del juego está aprender que hay roles y bandos. Uno tiene que elegir. Pero también, como en todo juego, hay espectadores. Sin espectadores ningún juego tiene gracia. Yo prefiero ser espectador.

Todos los juegos tienen reglas y, si no las sabes, al jugar siempre perderás o no te dejarán jugar por mucho tiempo. Apenas incumplas unas cuántas habrá castigos o te sacarán del juego. 

Las reglas de la vida que vivimos, incluyen que son parte del juego que haya robos, asesinatos, violaciones, infidelidades, guerras, muertes de niños, tiranías, fraudes, ciclones, terremotos, tsunamis, epidemias, que se caiga el pelo, así como ¡También! puede ocurrir sacarse la lotería, vivir saludable hasta poco más de un siglo, en fin… No es que tenga a uno que gustarle, es que es así, ocurre todos los días desde que el mundo es mundo. Cuando leíste más atrás que, esto es parte de la vida y que ¡Por tanto! todo esto ¡Y más! es válido, significa que ¡Todo! te guste o no, es: «sí o sí». Y te lo tienes que bancar. ¿Por qué? Pues, porque sí. Porque no lo puedes evitar. Y punto.

El mundo es así. Siempre fue así. Es así, ahora mismo. Y, aunque parezca que lleva pinta de cambiar, es para ponerse peor. Nadie nunca jamás cambió nada. ¡No se puede! Uno apretó un poquito aquí, pero se soltó de allá y, si se arregló, fue por muy poco tiempo. No hay remedio.

 ¿Estoy equivocado? ¡Perfecto! Aunque se escriban mil libros contra lo que digo, no cambiará nada. Seguirán muriendo niños antes de cumplir un año y muriendo hijos de puta con casi un siglo de edad. ¿Es justo? No. Tampoco es un problema de justicia. La justicia no existe. Es una construcción mental. Los leones se comen a las lindas gacelas y los peces grandes a los chiquitos. La naturaleza parece no ser muy justa. La existencia, la realidad y la vida, no tienen que ver con la justicia, tienen que ver con Ser.

¡Resumiendo! si éstas, son las reglas ¿qué hacemos tratando de arreglar el mundo? ¿No será mejor disfrutarlo mientras haya tiempo? Advertencia: el tiempo se nos acaba.

La observación de cuánto sucede, nos da la visión de que amasar dinero en muchos casos, no es condición necesaria ni suficiente para ser feliz. Más bien, ha llegado a ser lo contrario y podría serlo de nuevo o no. Nadie sabe. 

Pero, reconocer y aplicar estas ideas, son para una minoría, una cierta élite de personas capaces de diferenciarse de la manada que no puede distinguirlas y, por tanto, pretender influir en ellas, inculcándoles este conocimiento, sería una pérdida de tiempo y una temeridad abusiva. Sólo queda difundirlas y ¡Allá quien tenga ojos y oídos para ver y oír! 


jueves, 4 de enero de 2024

PARECERES LITERARIOS

INTRODUCCIÓN A MIS PARECERES LITERARIOS

Eduardo N. Cordoví Hernández

Muchas personas, por lo regular las que tiene afinidad, predilección, proclividad por la lectura, el ambiente entre libros y las tertulias de corte literario donde se habla acerca de chismes de escritores, anécdotas, curiosidades y algún que otro argumento de novela, terminan sintiendo esa misma compulsión por seguir los pasos de los orfebres de las letras y convertirse, ellos también, en escritores. Y estoy hablando de los presuntos escritores actuales de cualquier parte, no se trata de un fenómeno local, provinciano o de época… y es así, porque es lo que siempre ha ocurrido en todas partes desde que inventaron a los escritores. 


¡Ahora! uno debe tener bien claro qué significa: ser un escritor y cuál es la función social que realiza; pero mejor, la que pudiera realizar. A todas estas, uno la realiza quiera o no quiera, queriendo y sin querer y a veces sin saberlo; y, en eso, es dónde está el detalle, aunque suene cantinflesco; porque no es lo mismo que ciertos fenómenos ocurran así, tal como cuando llueve, hace frío o estornudas, a que sucedan porque uno los decida.


Quisiera compartir, mi opinión, quizás errada para algunos, pero muy recontra pensada para mí, y contrastada con la opinión de muchos autores, filósofos y otros personajes ilustres, mucho más inteligentes que yo, que sazonan la historia. De modo, que no son ideas que me invento o me saco de la manga así, no más, porque yo sea listillo, sino que las he tomado prestadas y, hasta tanto alguien me convenza de lo contrario, continuaré manteniendo mi rumbo tras ellas, como si fueran el norte de mi brújula. Si estoy equivocado, de momento soy un equivocado a gusto; porque sé que no soy el único que se equivocará en este mundo por pensar lo que piensa. Y doy gracias por estar equivocado de esta forma; por cuanto agradezco a las genialidades que escribieron estas ideas, para que yo también me equivoque como ellos. De modo que, lo que es equivocación para otros, es mi verdad. Algo que me recuerda aquel asunto del Yelmo de Mambrino, que atrajo la curiosidad de Sancho; al llamarlo baciyelmo el muy celebérrimo don Quijote, para zanjear el debate que ¡Tan bien! Argumentó, guiado de la mano –supongo no manca– del Cervantes de Lepanto.


Prefiero quedar, como uno que ¡Además! escribe. No como un escritor. Porque lo que te define te limita. Un ser humano es la medida de todas las cosas y, aunque esta idea tenga procedencia griega con Aristóteles, yo con ella me adhiero al pensamiento de Spinoza, que no es más que continuidad de lo que otrora fuera, y sigue siendo, el alma del taoísmo, a fin de hacerme un caldo más espeso: Dios es todo cuanto existe, y no existimos como algo diferente y apartado, sino que somos una expresión, y por tanto extensión, de su propia existencia. La diferencia es que nos creemos que somos otra cosa, ya que el Yo (me refiero a esa vocecita que habla constantemente en nuestras cabezas y dice yo, de sí misma) no somos nosotros. Nosotros somos, en todo caso, quien escucha y que no logra expresarse, porque la vocecita del Ego que habla en nuestras cabezas constantemente, roba todo el protagonismo a quien verdaderamente debía ser el amo.


¡Atención! no tengo ningún problema con el Ego, tiene una función, está bien, no pasa nada, sólo que regularmente se le va la mano y se pasa de listo y que ¡Vaya! Qué tampoco es para que ande como Pedro por su casa, cuando no es más que un sirviente. Zapatero a su zapato, dice un refrán. Y seguimos ¡Qué falta bastante todavía para terminar!


Como no sabemos a derechas quienes somos, sino que nos creemos que somos otros, pero, además nos creemos que somos demasiado diferentes en lo esencial, a los demás, así como a todas las cosas, terminamos pegándoles cartelitos como a pomos de botica, según el conocimiento de lo que conocemos o de lo que creemos ser o saber o sentir, y así nos llamamos y nos hacemos llamar: escritores, médicos, políticos, sinceros, buenas personas, Filisberto, Cheo el cojo, etcétera.


Por lo regular, un escritor tiene una serie de cualidades o características que lo distinguen y que debe cuidar, para no dejar de serlo; debe respetar una ética, un código que puede o no estar escrito, unas normativas, una etiqueta social, sólo un tanto diferente a la que cuida un deportista, o un barman o un trapecista de circo. Y eso puede ser una atadura, una pequeña pérdida de libertad, un acondicionamiento y hasta un vicio que a veces nos impide realizaciones más personales, más auténticas y más... felices.


Un escritor debe cuidar un status, tener una conducta, defender o actuar ciertas actitudes e inclinarse ante ciertos poderes; para, a fin de cuentas, terminar escribiendo lo que otros quieren, le exigen y/o le pagan con dinero, con cargos, con distinciones honoríficas y/o con todo a la vez; de modo que puede, más tarde, hacer que se sienta arrepentido y manipulado. Siempre fue así y lo sigue siendo, en todas partes ¿Qué? ¿Ya lo dije? Siempre es saludable repetir algunas ideas, se llama leitmotiv.


Ser sólo uno que escribe, puede ser menos sustancioso, porque quizás te lleguen a conocer pocos o no te alcance a conocer nadie, por no encontrar quien te publique, ya que no tienes normas ni protocolos externos, pues tienes los que tú mismos te impones. En el lugar cósmico en que existimos –la Tierra, planeta del sistema solar– estamos sometidos a tal cantidad de restricciones y leyes universales, que la libertad se limita a un discreto rango, donde sólo tienes acceso a decidir a qué o a quién vas a rendir servidumbre ¡Pero aún, ser libre así, es glorioso! 


A quien decide, ser nada más que alguien que escribe, le queda espacio para ser cualquier otra cosa con la que ganar dinero, para no morir de hambre. Porque, como poéticamente eligiera, el inglés Somerset Maugham, para título de sus novelas, para vivir feliz bastan no más, en el orden externo; La luna y seis peniques, y porque, al fin y al cabo, vivimos caminando por un sendero tan estrecho como, El filo de la navaja.


Comento mis ideas, no estoy imponiéndolas.


Si no sabes hacer otras cosas (aunque puedes aprenderlas) no veo nada malo en intentar vivir de escribir, lo considero justo porque, ya dijo el Maestro que, digno es el obrero de su salario.


El asunto de ser escritor o escritora, que para mí da igual, tiene que ver con algo que se confunde con la vocación, pero que ahora o desde siempre se le ha llamado; tu sueño, o tus sueños, porque pueden ser varios episodios del mismo. 


¿Cuál es tu sueño? ¿Ser escritor o escritora? Bien. Hay que tener cuidado con los sueños. Puede que sueñes que te ves escribiendo libros, investigando en bibliotecas, de tertulia con los colegas... Pero quizás tus sueños sean otros; otros como publicando tus libros, vendiendo tus libros, firmando tapas, dando conferencias, dictando cursos, ganando premios, viajando... o por lo menos sólo viviendo de escribir cómodamente, en una mejor casa con jardín, cochera y amplio patio de tierra con frutales. Y esto es ya una notable diferencia. Tu gusto por escribir no se limita a conocer y nada más, buscar conocimiento, procesarlo, relacionarlo, crear un argumento y montarlo en una escenografía, en una atmósfera, en una geografía y ahí montar un mensaje, porque en el proceso de buscar información encontraste de paso: algo que decir, porque lo aprendido te sirvió para mejorarte, para ser mejor, para ser feliz, o ¡Mejor! para darte cuenta que siempre lo fuiste y la vida, las costumbres la cultura y la civilización te hicieron olvidarlo, y cambió tu felicidad por el sucedáneo de ser un disciplinado cumplidor de protocolos y normativas que dictaron otros. Y cuando te das cuenta de esto, entonces tienes una misión, un sacerdocio, tienes algo que decir, y lo haces, aunque no te paguen, sin que te den premios y ¡Aunque tengas que hacer otra cosa! para mantener la misma casa que tuviste siempre y conservarte vivo un poco más de tiempo.


Quizás de paso te publiquen, firmes tapas de libros, te conozca mucha gente de aquí y de allá y te ofrezcan cargos y te den premios, etcétera, y harás como hacen todos: Disfrutarlo. Pero no es algo que necesitarás para vivir, porque ¡Feliz! ya lo serás. Igual puede que no te ocurra nada de este resultado promisorio de esplendor, pero serás feliz igual, porque no es un resultado lo que necesitas. Vivirás feliz debido a otras razones que tienen que ver con haber sido y tenido otras impresiones no tan fuertes, pero sí más constantes. ¡Mira! Si disfrutas correr, te gusta, disfrutas entrenar, te sientes bien corriendo, ver pasar veloz el paisaje hacia atrás mientras avanzas… cuando llegas a la meta no te importa si otro llegó primero o si tú llegas después de otros: porque es como les sucede a los niños, que no juegan para divertirse… se divierten jugando.


Llegado a este nivel de la charla, del monólogo o lo que sea, ya te habrás dado cuenta que hay dos formas, de momento, para asumir la tarea de dedicarse a escribir en serio, y es muy probable que estés pensando que una de las dos va de mala onda, según el camino en que presento el tema, pues ¡Mira que no! Me parece que las dos son válidas, genuinas y ninguna es peor ni mejor en sí mismas, y que escribir de una forma o de otra no te vuelve, por tanto, ni mejor ni peor persona. Eso sí, hay diferencias y uno debe conocerlas para elegir el rol que va a seguir; porque, si no eliges, no eres libre. Ser libre es tener la capacidad o la opción de poder decidir entre al menos un par de propuestas. Puede ser muy triste haber pasado años de preparación y entrenamiento, para ganar una carrera importante, correr y llegar a la meta y ¡Entonces! por haber llegado último, por no lograr algún lugar destacado, puedes pensar que corriste de balde, que perdiste el tiempo, que todo fue en vano.


Quiero hablar de cómo evitar esta frustración o mejor, de presentar al menos las dos opciones primordiales, para decidir qué hacer y que luego no puedas decir: ¡Quién lo hubiera sabido! … ¡Nadie me lo dijo!


Por lo general, quien siente inquietudes literarias, debe saber algo que ya se enseña en la escuela secundaria, y si no lo recuerda comienza a averiguarlo ya desde aquí mismo y domina este conocimiento; porque es lo que decidirá cuánto podrás avanzar escribiendo, como para merecer que, alguien con cierto poder de decisión, quiera publicarte y es, entre otras cosas que, además –y someramente– acoto:

La diferenciación de los valores de toda obra artística a saber: el de forma y el de contenido. 


El valor formal tiene que ver con la preceptiva literaria, con lo que la Academia explicita, en cuanto a la corrección del idioma, etcétera; más distintas formas en que se presentan los distintos géneros o funciones literarias.


 Diferenciar la poesía de la prosa, conocer que es una décima, un soneto, una metáfora, en fin, toda esa nomenclatura técnica. Saber que la poesía transmite emociones, sentimientos y que su expresión gráfica de la poesía no siempre es versificada, pues puede usar la prosa como soporte; y que la prosa es mejor vehículo, para comunicar ideas y pensamientos y, por ello, más acorde a la razón. Cómo diferenciar un cuento de una novela, saber qué es un ensayo, un artículo, una reseña, una crónica… Aprender tu idioma, porque vas a comunicarte con otros y necesitas hacerlo todo lo bien y más correcto posible.


 Pero bueno, todos los escritores no son como fue Gustavo Flaubert, Ezra Pound, Yeats o Vargas Llosa, al fin y al cabo, los editores son quienes necesitan de escritores que escriban mal, para vivir de hacer su propio trabajo y eso es también algo que está bien. De la misma forma te digo que no hay que ser ni tan exquisito ni tan exigente, García Márquez con todo y su premio Nobel, era conocido por sus faltas ortográficas al punto que propuso eliminar la diferenciación entre la «B» y la «V» así como suprimir las «H», que total no suenan, Algo parecido también sucedía con otro Nobel, Juan Ramón Jiménez, autor de nuestro querido Platero y Yo, quien decía escribir mal por «…amor a la sencillez y por odio a lo inútil…» Y por otros rumbos hasta Bernard Shaw, otro con Nobel, quiso jubilar a la ortografía. Si no hubiera sido por el famoso editor Maxwell Perkins y por los correctores de la editorial Charles Scribner Company quienes enmendaban sus textos, quizás hoy no conociéramos al premiado Nobel, Hemingway, o al mítico Francis Scott Fitzgerald o al talentoso Thomas Wolfe, Igual sucedía con la archi conocida Jane Austen, a quien los académicos del siglo XX la llegaron a comparar con Shakespeare, apenas si sabía redactar ni puntuar. Algo semejante ocurría con el divino Marcel Proust y con el monstruo William Faulkner, otro Nobel, hay más; cuando el novedoso y muy erudito T. S. Elliot, también más tarde laureado con el Nobel, llevo un enorme atado de cuartillas para que Ezra Pound lo valorara, el resultado fue que le realizó una poda de más de las tres cuartas partes de la obra, y así fue cómo nació, Tierra Baldía, el breve folleto de su obra cumbre… Creo que sea suficiente recordarte que, aunque sean muchos más, no todos tienen tanta suerte. Es mejor afinar y no ser vago. No hay, como aplicarse y hacer completa la tarea, digo yo.

  


domingo, 31 de diciembre de 2023

LA VERDAD DE LA VERDAD

 PREÁMBULO SOBRE LA VERDAD

Eduardo N. Cordoví Hernández

Digo que la verdad no es sólo una categoría filosófica, sino la única que afecta, explica o niega y afirma, a todas las otras. Digo así, porque es la autoridad del poder, ya que es la única que hace valer la existencia de las cosas. De este modo, la verdad es la afirmación suprema del Sí y su opuesto, la Mentira, su negación, la maximización del No.

No me refiero a la verdad sobre cierto suceso, sobre algún chisme, sino a la Verdad de las verdades, a la verdad sobre los sucesos más trascendentales, elementales y primarios, acerca del origen de todas las cosas. 

Aclarado esto, vamos por partes: La Verdad de la verdad es que todo el mundo la está buscando interesado en encontrarla y no sería nada desacertado suponer que quien la encuentre, y considere que tal verdad resulte que va contra sus intereses, hará todo lo posible por hacerse el sueco, esconderla, y continuar buscándola, como si no hubiera aparecido. No creo que sea desacertado que ya pudiera haber ocurrido, al menos está dentro del cálculo lógico de las posibilidades. No me la doy de filósofo sesudo ni pretendo crear notoriedad como conspiranoico, sólo estoy en ejercicio de mis inquietudes literarias desarrollando un tema en el género narrativo de ensayo.

Juro solemnemente, refiriéndome a la verdad, que no la tengo, que no sé quién la tiene ni sospecho quien pudiera tenerla. Juro, más solemnemente todavía, que no me interesa donde pueda estar y que no la estoy buscando. Sólo me gusta comentar el asunto, después de haber pensado un poco sobre él y según mis conclusiones ¡Tal cuestión!, no vale la pena. No estoy diciéndole que no la busque, si acaso le interesa; me estoy dirigiendo a un sector de la atención pública de las personas semejantes a mí, quienes cómo si fueran diapasones, están graduados para vibrar en la misma frecuencia que yo y resonar conmigo, y por lo tanto constituyen un grupo discreto, restringido, digamos una cierta élite minoritaria o sea selecta, que no se opone a que el resto busque la verdad de la forma que mejor crea o que busque cualquier otra cosa.

¿Quiénes son los que buscan la Verdad o qué representa ese, todo el mundo, que anda en su busca?

Bien, en nuestros tiempos actuales, ya que estamos en el año 2023, terminando febrero, esa Verdad de la que hablo y no de otra, la buscan los físicos teóricos, los astrofísicos, los biólogos nucleares, los químicos, los microbiólogos, los virólogos, los matemáticos y, en tres palabras, todos los científicos. Y todos los científicos representan: La Ciencia.

Para quienes no han pensado mucho en este caso, les digo que, lo que llamamos La Ciencia, es una palabra para nombrar a la categoría que recoge todas las disciplinas académicas que no pertenecen a la categoría de Humanidades, o sea filólogos, lingüistas, periodistas, historiadores, musicólogos, etcétera quienes por supuesto ¡Faltaba más! También andan buscando la Verdad, pero van por otro rumbo y, aunque también funcionan de la misma forma, tienen, sobre el particular, una importancia secundaria. Pero ya eso es, tema aparte.

Regresando a la Ciencia, se trata de una gran institución con una arquitectura de jerarquías de poder, con autoridad para distribuir el derecho a ejercer el conocimiento y a buscar a la Verdad.  Es algo así ¡Cómo la Iglesia! pues se asientan en grandes templos como catedrales, llamadas Universidades, sólo que no tienen papa, pero sí muchísimos catedráticos que, como los cardenales, también usan togas, birretes, otorgan diplomas, altas distinciones, premios, doctorados, magisterios y maestrías.

En lo que ha dado en llamarse, la vida real ¡La verdad verdadera! De cierto os digo que la Ciencia no la ha encontrado todavía y, aunque históricamente ha creído encontrarla varias veces, sólo tiene para ofrecer las últimas noticias de su búsqueda, las cuales intentan ser alentadoras, llenas de esperanzas sobre un futuro esplendoroso, pero también plagadas de más dudas. En resumen, sólo brinda nuevas hipótesis y, lo más cercano a la Verdad, son algunas teorías que funcionan hasta un límite y que, a partir de ahí, funcionan otras teorías, lo cual no es lo que debía ser todo lo cierto que se piensa que es como debiera ser. De rato en rato, se descubre que ¡aquéllas! las teorías que se tenía como más cerca de la verdad, no lo son tan, tan, tan, y hay que echar mano a alguna hipótesis de última hora, para seguir tirando.

Es muy de notar que, la Ciencia, también está formada por otro gran grupo, no puedo decir que sea mayoritario, pero sí creciente, de otros científicos, también reconocidos, también con doctorados y diplomas y que, en algún momento recibieron autorización para ejercer sus conocimientos y para buscar la verdad, «pero» que, por alguna razón u otra, disintieron de lo que la mayoría oficialista acepta como cánones y comenzaron a ser mal vistos, a ser llamados charlatanes, a meterlos en manicomios por pensar que estaban locos, o a retirarles la autoridad a sus diplomas y los permisos de ejercitar sus conocimientos.

Aquí yo, quien soy un pobre estúpido, que cree que piensa, me pregunto ¿Y si estos que hoy son acusados de ir por un rumbo equivocado fueran los que tienen el poder, los mentirosos no serían los que hoy los acusan? Todo es muy ambiguo, muy relativo y también muy sospechoso. 

Tales científicos que piensan diferente, como los que ejercen ideas complementarias o alternativas, llamadas anticientíficas, digamos que son una minoría, pero una minoría de profesionales que se arriesgan a perder sus títulos universitarios después de años de estudios ¿No tienen acaso derecho a opinar distinto? ¿Qué dicen las democracias sobre eso? ¡Ah! creo que dicen que no tienen jurisdicción sobre temas científicos, pero ¡Qué viva la Ciencia! Y muy por supuesto, también la libertad.


SUCINTO COMENTARIO SOBRE LA VERDAD DE LA VERDAD

Lo primero es la verdad, luego pensamos sobre ella. Es casi una ley. Yo diría un axioma. Pero no es tan fácil. Hay que explicarlo porque de forma general creemos que la verdad aparece cuando pensamos, creemos que pensar hace aparecer a la verdad. Pensamos que pensamos.

Siempre tengo que volver al pasaje del Nuevo Testamento, cuando Jesús no le responde a Pilatos la pregunta: ¿Cuál es la verdad? Y ¿Por qué no le responde? Yo digo que no le respondió porque no se puede. Es como cuando intentas dividir cero entre la unidad: el resultado es indeterminado, no tiene solución. No procede, esa es la respuesta, pero sigue siendo incompleta, es como si no existiera; pero algo avanzamos con ella. 

Para hacernos al menos una idea remota siguiendo la frase del inicio definimos que la verdad es la realidad. 

Si la realidad es como el filme que ocurre en la pantalla, la verdad sería un fotograma de la cinta. Así de sencillo. El símil es bastante bueno, sólo que lo explico en dos dimensiones. Pero vivimos en cuatro, de las cuales, sólo tenemos acceso a tres. Ancho, alto y largo. La cuarta dimensión es el tiempo. Pero hagamos un esfuerzo… ¡Uff! (Yo haciéndolo) porque, en realidad el tiempo, no es una dimensión espacial. Pero logra explicar más o menos bastante bien el supuesto; al menos para entender por qué ocurren ciertas cosas, que no se logran explicar –bien o mejor– por otros medios sencillamente porque no estamos diseñados para comprender tal cosa.

Cada una de las dimensiones (Ancho, alto o largo) es perpendicular a cualquiera de las otras, o sea que están todas a noventa grados entre ellas, tal como matemáticamente son representadas en el eje de coordenadas cartesianas, y que todo el que ha pasado por la enseñanza secundaria conoce. Si la cuarta dimensión supuestamente fuera el tiempo, esta nueva dimensión debe cumplir también la propiedad de ser perpendicular a las otras tres. Dadas las circunstancias de no poder graficarse esto, ya que no contamos con el hardware necesario para apreciar tal conjunción; podemos, sin embargo, representar una línea del tiempo –del cual sí tenemos, para apreciarlo por separado– y asumir que ya le vienen incorporadas las tres dimensiones espaciales. Bien, esta cuarta línea del tiempo es también cortada a noventa grados por una quinta dimensión que llamamos eternidad; es en este punto de perpendicularidad, donde ocurre el momento presente. A partir de ahí es ya otra historia que no tiene caso continuar.

Es bueno dejar claro que, aunque vivimos en tres dimensiones no apreciamos la realidad tridimensionalmente. Lo vemos todo en dos dimensiones, en escorzo. Vemos todo desde un punto focal, no como es realmente, vemos un reajuste, un reacomodo geométrico, vemos un esfuerzo óptico de la biología para que agarremos algo del pastel. Quiero decir que, si ves de frente una pirámide no ves una pirámide, lo que ves es un triángulo.

En tres dimensiones, la realidad es cualquier evento ocurrido en algún momento de la historia. Lejana o próxima. El futuro no cuenta, de momento no ha llegado, no tiene registro. La verdad, entonces, es cualquier suceso aislado, extrapolado de cualquier momento en que haya ocurrido.

Vayamos a cualquier punto de evento… cada uno tuvo una única existencia, al menos para el universo conocido; es decir, tuvo una realidad. Cada hecho, evento, incidente o accidente es una Verdad. La suma de todos los acontecimientos que fueron actualizados en el presente, son la Realidad.

Visto así, tengo que considerar que, como dije al principio: Lo primero es la verdad, luego pensamos sobre ella o lo que es lo mismo, lo primero es la realidad, después elucubramos o sea la inventamos.

No hay que ser muy inteligente para darse cuenta que; a cada evento, fenómeno, situación, incidencia, accidente, acontecimiento, o cosa que ocurra, acaezca, suceda, venga, llegue o pase le corresponden una enorme cantidad de razones para haber sucedido de la única manera que pudo ser manifestada y que ésta, su única, singular, precisa, exacta, rotunda, impar, exclusiva, etcétera es: su Verdad, y que una vez que deja de ser presente para ser historia, la verdad desaparece y sólo quedan opiniones, criterios, comentarios, cuentos, fabulaciones, o sea, que eso que llamamos Historia, son historias que no tienen nada que ver con la verdad; son ficciones, desatinos, devaneos, razonamientos, aproximaciones sesgadas por intereses, modos de pensar, formas de apreciar, gustos, mayor o menor gracia para narrar, en fin, cualquier cosa menos algo que ver con la verdad. 

De ser así lo que regularmente llamamos la verdad no es más que la coincidencia de criterios que comparten un grupo de personas que tienen afinidad precisamente por estar de acuerdo en sus ideas y que discrepan con otros grupos de personas que piensan diferentes, porque sus opiniones, lo que creen cierto sobre determinado hecho, constituye, para ellos, la verdad.

Ya lo dije y repito; una vez pasado el momento presente en que ocurre cualquier cosa, su realidad se pierde, su verdad se diluye en toda la cantidad posible o potencialmente probable de observaciones susceptibles de opinión y, por tanto, deja de existir. Por eso Jesús no le responde a Pilatos.

Por eso digo que eso que regularmente estamos llamando ser la verdad, no es más que la coincidencia de opiniones que tiene un grupo de personas, acerca de la veracidad o desacierto sobre los detalles de la ocurrencia de un hecho y, tal concurrencia, entra en conflicto contra la de otros criterios que puedan tener otros grupos humanos sobre el mismo tema. Esto sobreentiende que la realidad única, precisa, exacta, singular, impar de cualquier cosa que pueda llegar a manifestarse, no existe o deja de existir apenas pasa, del momento presente, al pasado y, por tanto, su verdad queda diluida en el manojo –y el manejo– de las opiniones susceptibles de surgir.

Esto tiene una importancia trascendental, para lo que hemos estado entendiendo hasta ahora por literatura, cultura, tradición. Acerquémonos más a los detalles.

Si todo lo antes dicho es así, quedaría que, sobre cualquier cosa que uno vaya a escribir, primero acontecen los hechos, luego pensamos sobre ellos y lueguito escribimos nuestros pensamientos al respecto. Todo se altera cuando vemos que lo escrito por todos y lo que todos han escrito antes que nosotros, no es la verdad. Sólo traficamos humo y espejos, opiniones, irrealidades, imágenes de verdades que tuvieron existencias reales que ni siquiera los testigos presentes lograron captar, porque estuvieron sesgadas por sus prejuicios, sus niveles de apreciación, de información, estado de cultura, anímicos, empatía, simpatía o gusto, diferencias de caracteres, circunstancias, puntos de vista, y, sobre todo, in-te-re-ses de todo tipo.

Si todo lo antes dicho es así, nos hemos estado matando unos a otros durante siglos por asuntos que no son ciertos, por apreciaciones falsas, por criterios Nos hemos estado matando unos a otros por gusto pero con disgusto, por asuntos de poca importancia a las que le dimos demasiada y por valoraciones imprecisas expresadas por personas con elocuencia, vale decir personas con el don de la palabra o simplemente gente que le gusta hablar mucho o simplemente con gracia para narrar o talento para escribir. Me refiero a políticos que dirigen o enardecen pueblos, a filósofos que inspiran a políticos, a militares que atizan soldados, poetas y/o narradores que adormecen pueblos…

Si todo lo antes dicho es así, entonces, escribir ha de tener una dirección diferente otro propósito que no es el que ha tenido hasta ahora. Hasta ahora, hemos vivido en la realidad de vivir atados al pasado, viviendo para el futuro; pero si resulta que la realidad sólo existe en el presente inmediato y que toda la verdad que manejamos son sólo opiniones, la función del escritor no puede seguir siendo la misma. No se trata de implementar una política literaria, ni un decálogo para escritores, se trata de tomar conciencia. De pensar en serio uno mismo por qué escribe; pero, sobre todo: para qué sirve lo que escribe, para qué le sirve a otro. Cuál es la importancia de lo que uno escribe.

No se trata de narrar la vida, de contar la existencia, para eso leemos el diario y vemos los noticieros o charlamos en el parque o en la esquina con los amigos. Este texto que escribo ahora mismo no está en contra de ningún género ni en contra de ninguna temática, no está escrito con la finalidad de limitar, abolir, perseguir, restringir que la gente lea o escriba novelas de aventuras, policiacas, de terror o pornográficas, pero ¿De veras crees importante escribir decenas de cuartillas para entretener a otras personas? ¿Te parece bien, te parece correcto, dedicarte a escribir con aires doctorales sobre temas zonzos, intrigas amorosas, traiciones, muertes?  ¡No! Si te lo parece no pasa nada, sólo este texto no es para ti, no sé ni cómo llegaste hasta esta línea.

Si crees que esta idea acaba aquí, pues no. Tiene otras implicaciones nada teóricas y sí más prácticas. Te invito a leer el próximo capítulo.  

¿PODEMOS HABLAR DE VERDAD OBJETIVA?

Bien, poder hablar ¡Podemos! De cualquier cosa. No está prohibido y, aunque lo estuviera se podría. Todos trasgredimos prohibiciones continuamente.

A lo que voy es a referir algunas ideas que me parecen interesantes sobre la verdad y también, por qué no, sobre la objetiva.

Ya quedamos, en el texto anterior, en que la verdad es la realidad, y que sólo hay una sola, mientras ocurre en ese instante mágico del presente, para ¡Inmediatamente! Desaparecer o diluirse en comentarios, opiniones, disgregaciones, presunciones, al volverse historia, recuerdo, memoria. Excuse el lector la repetición, pero siempre es bueno repasar ideas claves. Siguiendo esta línea de pensamiento, estas ideas que ahora escribo, son también imágenes de la realidad, que sólo tienen veracidad para mí y de las cuales debe quien lee dudar, porque tienen tantas probabilidades de error, están tan faltas de verificación y tan sujetas a factores variables como pueden estarlas cualquieras otras y todas las demás de su calaña.

¿Quiere decir que sean totalmente falsas? No. Pero es justo afirmar que casi, casi, sí. ¿Quiere decir, entonces, que son casi ciertas? Pues, claro que no. Pero no se puede negar rotundamente. ¿Quién podría verificarlo? 

Sin embargo, hay una cierta promesa de tener una previsión de casi garantía: Por sus frutos lo conoceréis, recomendó un maestro. Es algo instintivo, pero si la idea te asombra, y le sientes simpatía, como algo que esperabas o que te gusta, puede ser muy bien que te sirva al menos por un tiempo.

Sin que me medie ¡Ni por supuesto ningún tipo de imposición, obligatoriedad ¡Válgame Dios! Ni siquiera como sugerencia, indicación, consejo ni propuesta y, sin ninguna autoridad, sí me parece saludable que, quien siendo ya proclive a producir literatura y ya la produce, se piense un tanto el rumbo que toma armado de tan poca confianza que hay para poner en sus verdades.

A ver: Como no puedo pensar con la experiencia ajena; vengo a comentar la mía. Es la que mejor conozco. Te recuerdo que no escribo para ti, sino para mí mismo. Estoy reconociendo el mundo, me preparo para existir con eficiencia, diría profesionalmente, por eso trato, cuando escribo, que escriba mi ego subyugado, ahora esclavo y en función de aquel yo interno que intenta actualizarse en la existencia; y escribo, refiriéndome a un lector por la conveniencia y limitación del lenguaje, pero es a quien escucha en mí, a quien le digo. 

A ver: si no tengo seguridad de la verdad, si sólo manejo símbolos, imágenes, supuestos de verdades y algunos ripios de realidad, cómo puedo venir a hablarle a otro fuera de mí como si yo supiera. Escribir es de una responsabilidad extrema, porque puedes convertirte con facilidad en trasmisor gratuito de ideas que, si ¡por casualidad! No son amargos venenos, pueden muy bien ser dulces pócimas somníferas, que para el caso es punto menos.

Pero ¿Cómo saber si sé o no sé? Lo que digo, lo que otros dijeron que me gusta y repito ¿Sirve? ¿Vale? ¿Es bueno? ¿Y… si al final…?

Arriésgate a informarte bien, a probar, a ensayar, a verificar. Porque por sus frutos sabrás si sirve, si vale, si es bueno el árbol. 


martes, 21 de noviembre de 2023

El sueño de no ser libres o Crónica de una muerte anunciada

 EL SUEÑO DE NO SER LIBRE o CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

Por Eduardo N. García  Hernández y Gabriel Cordoví Márquez 


No perdamos de vista que este título, El sueño de no ser libre, es una ideación, una manipulación de palabras, puesto que estamos trabajando conceptos, no cosas; estamos en el terreno metafísico. La mayoría piensa que la metafísica es sólo tema de asuntos religiosos, espirituales… y que asociar los temas político-sociales o socio-económicos con la metafísica es forzar la mezcla con ángeles, demonios, elfos y toda esa fantástica fauna antropomorfa. Hay que recordar que, quienes tienes asuntos políticos y económicos sociales somos los seres humanos y que, los seres humanos, nos movemos debido a sus emociones, es decir a su parte menos material, o sea, a su parte que está más allá de lo físico, es decir, en el mundo invisible de lo puramente fantasioso.

Realmente somos libres. Siempre lo hemos sido. Nadie puede quitarnos la libertad. En cuanto a la libertad; que muchos creen no tener o creen merecer o deben incluso tratar de conquistar, aunque les cueste la vida; los estúpidos como yo creemos que nadie puede dejar de ser libre a menos que esté atado o enjaulado, nadie puede evitar que otro sea libre. Muchas veces ciertas personas (entiéndase en este grupo a los revolucionarios, los contestatarios, los disidentes políticos de cualquier país totalitario) consienten o hacen cosas a sabiendas que van a ser enjauladas, eso ¡En sí mismo! ya es un acto de libertad. Ahora ¡Qué eso ocurra! Qué ocurra que los enjaulen o los maltraten, lo consideramos injusto, lo cual es una opinión igualmente libre ¡Y que otros! (entiéndase en este grupo a quienes hacen las leyes que les convienen a fin de no perder el poder, así como a sus seguidores) no lo consideren así, al creer que lo justo sea defenderse, y eso constituye también otra opinión libre. Esto es, hablando en plata, la dinámica de la civilización; y cuando uno comprende eso, lo mejor que hace es echarse a un lado y dejar a la gente ser quienes son, porque sencillamente quieren creer otra cosa. Uno que ha vivido suficiente sabe que la existencia es una sucesión de actitudes fijas que se repiten y donde sólo cambia el escenario y el decorado. Entonces, cuando uno sabe esto, debe seguir respirando hasta que deje de hacerlo, no hay que apurarse para morir. Uno deja que la vida sea lo que es y sale de ese juego macabro y no juega más. No todos pueden hacerlo. Es algo destinado a unos pocos. A los buscadores de la verdad. Puede parecer cobardía, pero a veces hay que ser muy valiente para ser cobarde.

La tragedia de todo esto es que desde tiempos ancestrales quedó fijo –y ya se ha olvidado– que vivimos el sueño de no ser libres, semejante disparate es el motor que posibilita las guerras. Los estados, los gobiernos, los líderes grupales, necesitan que las personas crean que no son libres, para poder guiarlos a luchar por la libertad. Todo lo que llamamos desarrollo científico, tecnológico o de cualquier otro tipo depende del desarrollo de las guerras. Las guerras son el gran negocio. La mayoría cree que las guerras son problemas políticos o problemas de desarrollo social o asuntos de libertades civiles, derecho de minorías y otras cosas ¡Qué también están en juego! pero de lo que se trata ¡En realidad! es de Poder… pero no de poder político; los políticos y los jefes de estado, los reyes, los presidentes, los caudillos y los generales ¡Quienes también están en el tapete! Sólo son trebejos en el tablero donde parece que descansa el Poder, pero el poder está donde esté el dinero. Se trata de economía. Siempre se trata de dinero. Quien manipula y controla el dinero es quien tiene poder para quitar y poner gobiernos, reyes y presidentes. Les presento: a los banqueros. Pero ¡Esa! es otra historia.

En la base de todo esto están las personas dormidas que sueñan que no son libres, y van contentas a dar la vida por la libertad en las guerras que se hacen con estas personas que no son personas. Por eso la verdadera prioridad es aprender a serlo, a fin de escapar de la masacre. Para mantener este sueño, esta hipnosis colectiva; están las religiones, la cultura, el arte y las ciencias, y la civilización con sus códigos de honor, la ilusión de las fronteras y el patriotismo, sus etiquetas, sus conceptos de identidad y pertenencia a grupos, su quedar bien, etcétera, etcétera. 

Gracias por su atención, si leyó hasta aquí.

Si leyó hasta aquí y si fuera, usted, quien lee, de las personas a quienes les gustaría preguntar: ¿Y, usted, es ya una persona que es persona? Yo, le respondería: ¿Qué importa eso? Usted, no resolverá nada con saber eso. A usted ¡Si acaso! le convendría serlo, usted; no yo. En estas ideas aparecen algunas razones para intentarlo y algunos puntos de partida para comenzar a trabajar en eso. Pero a mí me interesa un comino, si, usted, hace por salvarse o no, si se deja llevar a una guerra, a una disputa, a un acto de repudio, o si se deja coger preso. Yo escribí estas líneas para aclarar mi percepción del tema, usted, hace lo que quiera, no tengo compromisos, no escribo por negocio, me da igual si gobierna la derecha o la izquierda, los dos al final trabajan para llevarme algún día a una guerra de sus conveniencias; cuentan conmigo y con, usted, yo ¡por lo menos! haré todo lo posible por no ir y, si lo logran, trataré que no me maten.

Y si, usted, por creer que estoy equivocado se va a la guerra como Mambrú, pues ¡Qué dolor, qué dolor, qué pena! espero tenga en ella tiempo de darse cuenta y haga lo que yo. Si no se da cuenta, pues ¡No pasa nada! Al final, quien por su gusto muere la muerte le sabe a gloria.


miércoles, 28 de junio de 2023

EL INCOMPRENDIDO ASUNTO DE LA INCOMPRENSIÓN DE DIOS

 El INCOMPRENDIDO ASUNTO DE LA COMPRENSIÓN DE DIOS

Eduardo N. Cordoví Hernández. Lawton, La Habana, 2023
¿Qué es Dios?

El primer error que cometemos al tratar de responder esta interrogante, por razones obvias, es querer explicar lo desconocido por medio de lo desconocido; el segundo, es querer explicar lo desconocido sin haber afrontado la experiencia previa de su exploración y conocimiento directo; el tercero es negar o aceptar ¡A ultranza! Sin verificar la información que, sobre el particular, otros muestran como buena o mejor que otra. 

Tenemos que afrontar la siguiente realidad: la existencia de dos mundos, uno relativamente visible y otro relativamente invisible. Introduzco la ambigüedad de la comparación por cuanto, tanto en el macro mundo de objetos enormes, éstos pueden estar tan lejos que escapen a la posibilidad de poder verse, y lograrlo implica el uso de equipos y medios tecnológicos que quizás no existan todavía; de la misma manera ocurre con los objetos de atención pertenecientes al micro mundo. Prueba de ello es que cada poco tiempo la investigación teórica asume la posibilidad de la existencia de nuevas partículas elementales y, poco después o mucho después, se elaboran diseños experimentales o se fabrican nuevos súper sensibles dispositivos de medición que logran la capacidad de percibirlos. 

Esto es en el campo de la Física y al día de hoy nos hemos dado de golpe y porrazo con que las dimensiones de las partículas elementales van siendo cada vez más y más pequeñas al punto de dejar de ser partículas materiales para pasar a un rango de inmaterialidad en el cual se hace necesario utilizar giros que pertenecen al terreno de lo fantástico y lo absurdo, estoy hablando de números imaginarios, números de rareza, sabor de ciertas partículas, partículas encantadas, estoy hablando de la paradoja de Banash y Tarsky, del experimento de la doble ranura, del gato de Schrödinger, estoy hablando de cosas tan locas como que algo para dar una vuelta completa debe dar un giro de trescientos sesenta grados sin embargo ciertas partículas que tienen una extraña cualidad llamada spin, solo dan media vuelta –o sea ciento ochenta grados– y ya con eso es como si hubieran dado la vuelta completa, sin embargo otras tienen que completar la vuelta, en fin. Todo esto está sucediendo ahora mismo y es tarea diaria de los científicos y todavía muchas personas se dan el lujazo de tener opiniones, sin jamás haber sostenido una lectura –siendo optimista en lo excesivo– más allá del límite de una hora, lo más triste es que otros, que sí lo han sobrepasado, también lo hacen, pero sin la menor duda sobre su posesión de la verdad o haberla puesto a prueba, tan sólo por ver qué honda.

Ante tales perspectivas, bastante poco confiables, la tercera presenta, al menos, un punto de partida, para comparar, contrastar, verificar; aunque no nos ofrece ¡todavía! un método de investigación, pues antes de cotejar tenemos, primero, que presentar nuevas muestras, para un chequeo constante.
Un método sería comenzar por desechar todo lo que Dios no es, porque al menos, eso sí podemos saberlo. Quizás al agotar todo lo que hayas podido añadir a una enorme lista, te haga comprender que Dios, quizás sea algo así como un espacio inteligente, donde están todas las cosas que existen y donde suceden todos los fenómenos y eventos que ocurren. Visto así, quizás sea la propia realidad (ya hay quienes están pensando que la materia oscura o la energía oscura sean Dios ¿Juntas o por separado? Hasta parece un chiste). Esta interpretación de Dios, talvez, se vea cercana al budismo, por el aquello de ser una religión sin Dios, o un tanto alejada del principio original del monoteísmo judío; pero, si atendemos al dictado de la Biblia que las denominaciones religiosas cristianas comparten con los hebreos y hasta con los musulmanes, pues también son una religión monoteísta que se desprende del Antiguo Testamento hebreo al ser descendientes de Ismael, hijo de Abraham, advertimos que en el Antiguo Testamento se prohíbe pronunciar el nombre de Dios, así como reproducir representaciones de las imágenes de Dios, hecho este que pasa por tradición al islamismo, por cuanto es una religión, como ya dije, abrahamánica en su origen; harto conocido es que la cultura islámica va más allá, por cuanto prohíbe la reproducción de imágenes vivas, de ahí que su arte pictórico se desarrolle en la filigrana y los decorados de celosías y otros elementos arquitectónicos y de ebanistería, etcétera, de enrevesados juegos geométricos como ornatos, simulando encajes o bordados.

Uno de los grandes teólogos cristianos fue san Agustín de Hipona, quien vivió entre los siglos tres y cuatro del primer milenio posterior a Cristo, es uno de los autores por quien siento una especial simpatía debido a haber sido él, antes de ser sacerdote, un hombre de mundo: fue soldado, estuvo casado, en fin, no fue un individuo siempre apegado a libros, a la sombra de claustros y dado a comodidades, frivolidades y tibiezas. Y fue él quien habló sobre Dios en términos de imprecisión e incapacidad de y para, ser conocido.
                                     ………………….
Hay algo sobre lo que quiero llamar la atención. Todo esto que he descrito aquí, en estas líneas, es un esfuerzo personal para acercarme al entendimiento y luego a la comprensión, de la realidad. Este intento se basa en metáforas, en una serie de suposiciones, un tanto simbólicas, en una serie de supuestos que nacen de mi apreciación personal, de la historia de mi formación cultural, de mi entorno y mi atmósfera social, de mis costumbres, todo lo cual se ha visto afectado por toda otra serie de venturas y fatalismos de todo tipo, políticos, económicos, religiosos, sociales, históricos, climáticos y mucho más. Esto quiere decir que, estas metáforas que formo y uso, para explicarme el mundo, me son propias y solo me sirven a mí, mientras no aparezcan otros datos que puedan hacerme ver, qué reproduce a la realidad con suficiencia, lo cual habría que considerar, revisar, reajustar y/o cambiar en parte o en totalidad.

Así las cosas, estas metáforas o esfuerzos para comprender mi realidad, no son algo definitivo, sino en proceso, es decir, provisional. También, significo que cada persona debe encontrar sus propios recursos y, en tal sentido ¡Estos, los míos! solo sirven de ejemplo y lo que puede importar de ellos a otros, no es el resultado de haberlos aplicado tal cual son y que por ello fuera valedero copiarlos; sino su arquitectura, la forma de su construcción, para que cada quien establezca sus propias comparaciones, sus jerarquías e inter-relaciones. Igual, y mucho más importante, es no quedar enamorado de las ideas y dudar siempre de ellas, porque de la duda viene el temor a estar equivocado, creo que eso fue lo que se quiso decir en Eclesiastés, cuando se afirma allí que: el temor de Dios es el principio de la Sabiduría. 

 Cierta vez, comentando sobre este particular con un amigo, me decía que no podía aceptar que su relación con Dios tuviera que ser a partir del temor, basado en el miedo; porque perdería entonces la atracción que le confiere el llamarlo Padre; a un padre se le ama, no se le teme. Al principio su razonamiento me pareció con cierta lógica, luego pensé que no es lo mismo temor que miedo y que, además estamos leyendo textos que ya son copias de copias sujetas muy probablemente a omisiones y añadidos accidentales y hasta premeditados según los intereses; y, más aún, son de igual forma traducciones de traducciones, donde muchas sutilezas del lenguaje pueden quedar alteradas.
Debemos recordar que los evangelios fueron escritos en griego y que la palabra pecado (metanoia, en lengua griega) significaba entonces errar el blanco, lo cual en sentido figurado es perder el objetivo; entonces, el temor de Dios no viene a ser miedo a Dios o a tener miedo de Él, debido a un probable castigo, sino a perder la posibilidad de su aproximación. Así que ¡Para pecar! primero, hay que tener un pre-supuesto inicial, para evitar la tentación de cometerlo y, en este caso, la oferta es el camino que llevaría a lograr la cercanía de Dios, de ahí las continuas reiteraciones a permanecer despiertos, en vela, atentos al timón, para no perder el rumbo; ese es el temor, y esa es la duda constante sobre las ideas que podamos tener y ¡Ese temor! hace posible no perder el camino (léase, No pecar) propicio a la sabiduría que es fruto de la proximidad de Dios.

El asunto sobre Dios no es solo un asunto moral, ni religioso; es, sobre todo, un asunto muy puntual de índole geográfico-geométrico de orientación… para viajar. 

No importa ser ateo o religioso. Uno, para orientarse geográficamente, necesita dos puntos de orientación y son: un lugar donde estar, un lugar a donde ir; pero, si el viaje es un poco lejos o muy lejos y se corre el riesgo de perder el rumbo y aparece, entonces, la necesidad de tener  un nuevo punto remoto externo como referencia, como el sol, la estrella Polar o el norte magnético, mientras más lejano mejor; pero si el viaje que se realiza es por la vida, por parajes psicológicos, esos lugares no están en la geografía geográfica, sino psicológica de la abstracción mental, entonces; Dios es el norte magnético del mundo psicológico. Si no existiera habría que inventarlo y aunque le pongamos otro nombre, recuerde que seguirá haciendo la misma función de ser un punto de referencia, porque no se trata de palabras, sino de conceptos y las palabras tan solo son representaciones, símbolos de las cosas y luego, también de los conceptos. 

En su propia historia el hombre ha intentado ya otros puntos de referencia distintos de Dios, Ha tomado como Norte para guiar el derrotero de su existencia el honor, la riqueza, el poder, o el éxito, para alcanzar todas esos objetivos o valores por medio de alcanzar sus sueños y, entonces, sus sueños, ocupan el lugar de Dios, o tales objetivos ocupan el lugar de Dios; en fin, es un asunto de puntos de referencia y varían según desde el lugar en que los observe, los evalúe, etcétera.

Así que, ahora me queda claro qué es o qué pueda ser Dios: Dios no es más que el tesoro que guardo en mi corazón. En el Sermón de la Montaña (capítulos del 5 al 7, del evangelio de Mateo) Jesús nos llama a hacer tesoros en el Cielo, donde no hay orín que corrompe ni ladrones que hurtan, pues estos están en la Tierra, y además porque, donde esté nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón. Dios es todo aquello a lo que, tú o yo, pongamos como metas, como objetivos o propósitos de vida, como nuestra ruta crítica de vida o proyecto existencial; mientras más etérea, lejana y difícil –prefiero decir: inalcanzable– más valiosa y menos destructible.

CIENCIA Y ATEÍSMO
El astrofísico británico sir Fred Hoyle (1915-2001) conocido por su teoría de la nucleosíntesis estelar y sus posturas a contrapelo sobre otros asuntos cosmológicos y científicos, especialmente su rechazo a la teoría del Big Bang, término con el cual bautizó en forma despectiva, en un programa radial de la BBC, a la teoría de la formación del universo de mayor consenso académico en la actualidad; en el año 1978, popularizó; junto al también astrofísico británico, pero de origen cingalés, Nalin Chandra Wickramasinghe; la teoría de la Panspermia, la cual propone que la vida no surgió en la Tierra, sino que llegó a nuestro planeta a bordo de cometas capaces de dispersar la vida por diferentes lugares del cosmos. 

Hoyle, entre otros lauros fue profesor Plumiano, máxima distinción honorífica en el Instituto de Astronomía de Cambridge, donde además fue director durante varios años. recibió la Medalla de oro de la Real Sociedad Astronómica en el año 1968; en el año 1994, el Premio Balzan (compartido con Martin Schwarzschild) en 1997, el Premio Crafoord y en el año 1972, fue nombrado Caballero del Imperio Británico, etcétera.
Aunque se declara ateo, llegó a la conclusión de que, el universo, está gobernado por una inteligencia superior. En el año 1978, Hoyle describió la teoría de la evolución de Charles Darwin como equivocada y afirmó que la creencia de que la primera célula viva había sido creada en el Mar de la vida ¡Así de sencillo! era errónea. En su libro, La evolución del espacio (publicado en el año 1982) se distanció por completo del darwinismo. Afirmó que la selección natural no podía explicar la evolución. Hoyle preguntó en su libro, El universo inteligente (del año 1983): 

La vida, tal como la conocemos que es, entre otras cosas, depende de, como mínimo, 2000 diferentes enzimas ¿Cómo podrían las fuerzas ciegas del mar primordial lograr reunir los elementos químicos correctos para construir las enzimas?

 Según sus cálculos, la probabilidad de que esto ocurra es sólo una entre diez elevado a cuarenta mil (un diez seguido de cuarenta mil ceros). Esto sería aproximadamente las mismas opciones de sacar cincuenta mil números seis seguidos, con un dado lanzado la misma cantidad de veces en forma consecutiva. O como igual lo describe: 

La posibilidad de que formas superiores de vida pudieran haber surgido de esta manera es comparable con la posibilidad de que un tornado pasando a través de un montón de chatarra pudiera montar un Boeing 747 a partir de sus materiales... me encuentro perdido intentando entender la compulsión generalizada de los biólogos en negar lo que a mí me parece obvio.
 Hoyle en evolución, revista Nature, vol. 294, 12 de noviembre del año 1981, p. 105.

Las probabilidades acotadas son sólo para las enzimas, si también se tuvieran en cuenta para nuestro cálculo todas las demás moléculas relevantes para la vida, la situación de la biología convencional se convierte intrínsecamente en insuperable. Las cualidades únicas del humano (conciencia, moral y religión) no se corresponden en absoluto con la tesis evolucionista de la supervivencia del más apto. Un mártir, un líder o alguien de principios sólidos, elige la muerte, antes que renegar de sus creencias, lo cual no es el estándar de un individuo considerado instintivamente como alfa. Hoyle destacó que la ciencia una vez más debe aceptar que hay una inteligencia superior en el universo. Sir Fred Hoyle creyó que la teoría evolucionista de Darwin es un mito perjudicial. 
Pero estas líneas que estoy escribiendo no son para abrir fuego contra el viejo Darwin ni demeritar, la llamada, Su teoría, que tampoco le era propia, la teoría evolucionista ya era vieja cuando Darwin expuso su versión de forma ligeramente más coherente, o de forma eminente más conveniente, para las políticas de la expansión británica que buscaban a propósito un sustento científico donde afincar el poder de los más fuertes. 
Voy ¡o vengo! más bien, por otro rumbo.

La propia Teoría del Big Bang, como ya he señalado, es una entre otras; pero, sin embargo, la de mayor consenso y divulgación nos plantea el descomunal esfuerzo intelectual rayano en lo absurdo de que las Ciencias nos hagan creer o, sustentándose en una autoridad casi impuesta cae en el riesgo de sugerirnos admitir que todo cuanto existe: el cosmos todo, los huecos negros, todas las galaxias, nebulosas, soles, planetas, lunas, asteroides, cometas, polvo sideral y materia y energía oscuras, ¡TODO! Hace unos catorce mil millones de años pudo estar comprimido en un punto matemático de ¡volumen CERO! El cual dio lugar a la Gran Explosión (Big Bang) que hizo posible todo lo que hoy conocemos como el Universo Conocido. Algo para lo cual hace falta tener tanta confianza o fe como para creer que Dios dijera: Hágase la luz, y que la luz, fuera hecha y con ella, todo lo demás mediante el mismo procedimiento.
Así, las Ciencias o La Ciencia, nos exige la misma hazaña intelectual de una inteligencia que le discute a los que afirman que Dios creara a la Creación, valga la redundancia; sobre todo cuando grandes teóricos de la Geometría espacial promulgan que el Universo sea un espacio esférico cuyo radio es tan enormemente largo que el centro de tal esfera puede estar en cualquier parte.

Hay algunas leyes matemáticas que nunca me han quedado claras, quizás no he tocado a las puertas correctas que puedan explicarme, pero en tal búsqueda he dado con otros autores que se preguntaban lo mismo: porqué y cómo, menos por menos puede ser más. Sin embargo, funciona bien, y todo el desarrollo científico técnico se basa en parte, en eso. También me parece muy raro (¡Por supuesto! yo soy un estúpido confeso) que, cualquier número ¡Siempre que no sea cero! elevado a la potencia cero dé, como resultado ¡Uno!

Igual no me queda muy claro por qué, si tenemos que cero por uno es cero (lo cual tampoco entiendo muy bien) y uno por cero, en virtud de la ley de carácter transitivo, es cero ¿Por qué razón, asimismo, dividir cero entre uno dé, como cociente, infinito? Pero, si así fuera ¿Por qué razón dividir uno entre cero NO TIENE NINGUNA RESPUESTA? ¡Perdón! Sí tiene, es: 

INDETERMINADO, Pero si no ha podido determinarse, sigue sin tener respuesta ¿Me sigues? Es decir que sabemos ¡Todo! sin embargo, no sabemos cuánto da efectuar la división de uno entre cero. Esto me parece una de las cosas más extraordinarias de la Ciencia. De manera similar ocurre cuando se nos dice que menos por más, sea menos.

Algo semejante sucede con el convenio ¿arbitrario? de que multiplicar menos por menos sea más; todavía que menos por más sea menos me parece mucho más lógico.

Lo de veras extraordinario es que la propia Ciencia, que debía aclarar los problemas de la ignorancia por medio de la simpleza y el sentido común, nos emplaza a querer demostrar un conocimiento que excede la capacidad de cómputo y razonamiento humanos por medio de argumentos que parecen más bien (No digo que sean) tomaduras de pelo de la absurdidez más meridiana. Es por ejemplo el caso de la Paradoja de Banach-Tarsky, publicada en un artículo, en el año 1924.

Stefan Banach (1892-1945) fue presidente de la sociedad matemática de Polonia y Alfred Tarski (1902-1983). Ambos fueron judíos polacos que: 

…demostraron que una bola —en sentido topológico— puede dividirse en un número finito de piezas y recomponerse en dos bolas con el mismo tamaño que la original. Este resultado se conoce como paradoja de Banach-Tarski, si bien no se trata de una paradoja, sino de una consecuencia no intuitiva del axioma de elección.
Alfred Tarsky. Wikipedia en español.

Según esta paradoja, es posible tomar una esfera de dimensiones normales, por ejemplo, la de una manzana o de una pelota de tenis, cortarla en rodajas y volver a juntarlas enseguida, de manera que se obtenga una esfera más pequeña que un átomo o más grande que el Sol. No se ha podido realizar físicamente la operación, porque el corte debe hacerse siguiendo superficies especiales que no tienen plano tangente y que la técnica no puede realizar eficazmente. Pero la mayoría de los especialistas entienden que esta inconcebible operación es teóricamente aceptable, en el sentido de que, si bien estas superficies no pertenecen al Universo manejable, los cálculos efectuados sobre ellas se manifiestan justos y eficaces en el Universo de la física nuclear. Los neutrones se desplazan en las pilas según curvas que no tienen tangente.
El Retorno de los Brujos, Cap. IX, de Louis Pawells y Jacques Bergier.
		En fin, para qué continuar, si todos vamos a seguir pensando lo que pensamos.
Fin.
Os animo a dejar un comentario.

jueves, 2 de marzo de 2023

ENTREVISTA A EDUARDO N. CORDOVÍ HERNÁNDEZ

 EDUARDO N. CORDOVÍ HERNÁNDEZ ENTREVISTA A EDUARDO N. CORDOVÍ HERNÁNDEZ


PREG: ¿Cree, usted, tener la suficiente importancia como para merecer una entrevista en los medios?
RESP: Sí y no.

PREG: Explique eso.
RESP: Sería bueno definir qué significa la palabra importancia o a qué le estamos llamando así, pero nos enredaríamos en la trampa de las palabras; de modo que voy a considerar el concepto de importancia que ¡supongo! la mayoría de las personas pueda tener como para aceptar que alguien merezca se le entreviste; es decir: una notoriedad fuera de lo común en algún sentido ¡que lo distingue! y lo individualice al extremo de poder servir ¡no como fuente de admiración! (algo muy ambicionado) sino como objeto de inspiración; lo cual, marca una diferencia.

PREG: Antes de entrar a delimitar en qué radica su importancia y ¡por supuesto! terminar la idea sobre el Sí y el No que comenzó a explicar, creo interesante resumiera la diferencia entre servir de fuente de admiración y/u objeto de inspiración.
RESP: Es correcto. Cuando, usted, admira a alguien en alguna medida lo coloca por encima de, usted; le dejo de tarea buscar un diccionario de sinónimos y encontrar los de la palabra admiración, verá que todos conllevan un significado de inmovilización, porque la admiración crea un distanciamiento entre, usted, y quien es admirado, creando una cierta conmoción la cual, de alguna manera, lo limita para actuar desde su creatividad (la de usted) quedando como un satélite de quien admira, vistiéndose tal como se viste, repitiendo lo que dice, etcétera; pero, aquel ¡quien lo inspira! lo moviliza, le anima porque la inspiración ¡no separa! sino que atrae, se infiltra, lo une con el otro y, usted, termina diciendo: si él pudo yo podré, si él llegó yo también puedo y si, de la misma forma, termina vistiéndose parecido o diciendo lo mismo, será original y no una copia.

PREG: Gracias, por favor continúe explicando el Sí y el No, del inicio.
RESP: Le decía: Sí, creo tener suficiente importancia. Y: No, porque si la tuviera, los medios me entrevistarían y no me vería obligado a entrevistarme yo mismo.

PREG: Pero no le parece que si, en realidad, la tuviera no tendría que entrevistarse a sí mismo porque, los medios, lo harían. 
RESP: Debo recordarle algo: ya hace bastante tiempo los científicos saben que la realidad es relativa, es una imagen mental y, en última instancia, no existe, sino que es creada por quien observa, eso dice la más moderna Física. Escucha, la Física Cuántica es la teoría científica más exacta de todos los tiempos, su margen de error es sorprendente de tan pequeño; si se hiciera una medición entre Nueva York y la ciudad de Los Ángeles el error sería como del diámetro de un cabello; siendo de tal forma, no creo se equivoque en lo demás que afirma. Infórmate acerca de la paradoja del gato de Erwin Schrödinger (premio Nobel de Física en 1933) y luego me cuentas, es fácil encontrarlo en Wikipedia.

PREG: Tomo nota. Pero ¿por qué cree que los medios no le reconocen la importancia que, usted, cree tener?
RESP: Porque los medios de información y los periodistas, responden a estamentos culturales, a intereses comerciales y sobre todo políticos; están en función de lo que se ha dado en llamar el establishment; y toda esa orientación es hacia afuera, hacia el exterior del individuo, la función de los medios es orientar a las masas hacia afuera, me refiero a nivel global, o sea, no me estoy refiriendo solo a Cuba, La noticia es lo que pasa afuera de ti. En el caso que nos ocupa ¡referido a mi importancia! es que es interna, personal, íntima. 

PREG: Bueno, bueno, me asalta la duda: si su importancia es interna, personal e íntima ¿por qué merecería la atención de alguien más?
RESP: Comunicar mi experiencia puede ser interesante para otros, aunque mi importancia, es decir mi hallazgo, sea distinto al de ellos; el asunto de interés para todos no es lo que van a descubrir pues ¡será distinto! a lo descubierto por mí, lo común a todos es el proceso para descubrirlo… el cual puede ser más o menos parecido, para no sonar absolutos.
   También es de hacer notar que el hallazgo, por llamarle de algún modo, tampoco difiere tanto como digo porque en última instancia en lo genérico es exactamente lo mismo y que resumo con este nombre: Darse cuenta de para qué vivimos, esto y el proceso para llegar a eso viene siendo lo mismo para todo el mundo, la diferencia es que yo nací para una cosa, aquél para otra y así por ahí pa´llá, como decimos en Cuba.
Pero volviendo a la pregunta, concurren varias razones, sin orden de jerarquía en su enumeración: uno, los humanos siempre se interesarán por los humanos porque, psicológicamente, todos funcionamos igual. Dos, porque todo el mundo se pasa la vida buscando la felicidad donde no está y cuando aparece uno allá que dice haberla encontrado, uno aquí quiere saber dónde; si dice ser feliz, uno quiere verificarlo o por lo menos ver cómo es ser feliz porque, si algo hay que saber, es que nadie sabe nada sobre la felicidad, lo conocido por todos es que no lo son. Tres, porque ¡Cómo nadie se siente feliz! Pues la inconformidad consigo mismo es el rasero universal pues quieren saber cómo es eso de ser feliz, quieren un procedimiento, una teoría, una receta...

PREG: ¿Y, usted, trae una receta...?
RESP: No, no, no. Digo lo que la gente quiere… y muchos dan,

PREG: Pensé que iba a presentar algo en esta entrevista.
RESP: Exacto. Pero no una receta. Aclaro sobre las recetas que otros dan y sobre el hecho de llamarlas yo recetas, puede parecer que les resto valor; no es así. De hecho, las recetas son válidas y hasta funcionan; el defecto es creernos que funcionen siempre y en cada caso; pero el error es nuestro, no de las recetas y si vas a usar recetas debes saber sus limitaciones. Lo que yo presento es el ejemplo de mi vida, no para que seas igual a mí ni para que hagas lo que yo, si no para que hagas lo que internamente sientes que debes hacer y no sientas miedo hacerlo y si llegas a decidir hacer lo que sientes; también, seas responsable de lo que suceda. 

PREG: En definitiva ¿Cuál es la gran importancia de que hablamos y, de la cual, dice estar en posesión?
RESP: Ahí está el detalle, no se trata de una gran importancia, sino darse cuenta de no tener ninguna. Es la cultura, como dije, el establishment, las tradiciones, la educación, la familia, las instituciones, las que te hacen darle valor al tener una gran importancia mediante nombramientos, títulos, diplomas, elevados salarios, fama, premios, entrevistas, viajes, doctorados. Cuando comienzas a acumular todo esto te da la impresión de ser cuando lo que ocurre es que tienes: nombramientos, títulos, diplomas, alto sueldo, fama, premios, entrevistas, viajes, doctorados… pero nada de esto lo puedes ser. Todo esto solo puedes tenerlo. Solo te hace feliz lo que logras ser. Y no estoy en contra de los diplomas y los nombramientos ni de los premios ni de nada… solo digo que debemos saber lo que representan y que lo malsano está en buscarlos y hacer de ellos un objetivo, una meta preconcebida.

PREG: ¡Ajá! entonces ¿qué es lo que hay que lograr ser?
RESP: Acabo de decirlo: NADA. Dije textualmente: no se trata de una gran importancia; si no, darse cuenta de no tener ninguna. Tener importancia es una ilusión creada por la mente y vivida por la personalidad, es la personalidad quien se cree importante, quien siente miedo de morir, quien se alegra con los premios, quien vive en el futuro deseando éxitos…mientras olvida el presente.

PREG: ¿Está diciendo que debemos anular a la personalidad, ser nadie?
RESP: De eso se trata. Es un impedimento para la felicidad humana y, en sus orígenes, es el mensaje de todas las religiones.

PREG: ¿Debido a eso ha publicado todos sus libros gratis en Internet?
RESP: Sí, entre otras razones, además. Ya algunos de mis libros llevaban escritos más de cuarenta años, Cuentos de otro mundo, por ejemplo, lo escribí a principios de los años setenta del reciente pasado siglo XX, y en realidad no hago nada con mis libros engavetados, los libros ¡Se supone! se escriban para ser leídos. 

PREG: ¿No tuvo otras opciones?
RESP: A finales de los ochenta zapateé La Habana buscando una editorial que me publicara, Bebidas notables, y ninguna quiso, casi por casualidad alguien me dijo: envíalo a la editorial Oriente en Santiago de Cuba y lo mandé por correo, nunca he estado allí y fue mi primer y único libro publicado en papel, hasta ahora, el cual obtuvo éxito de venta, apenas salió al mercado, en aquella oportunidad; según las estadísticas publicadas por el Instituto del Libro en la revista Bohemia, se mantuvo en tercer lugar de venta a nivel nacional durante dos semanas, algo notorio para un autor desconocido; también, ayudó que le hicieran una cubierta preciosa. Por aquellos días visitaba Cuba, el señor Diego Silva Lhemann, presidente y fundador de AREGALA (Asociación de Reporteros y Escritores Gastronómicos de América Latina y España) con sede en Perú, quien compró el libro en un hotel; de regreso a su país escribió a la editorial para ponerse en contacto conmigo y, así, me envió un diploma honorífico por mi trabajo y publicó varios artículos del libro en la revista especializada Menú Journal, de amplia circulación en los focos hispanos del planeta. Todo esto me hizo revalorar el libro y reescribir una versión ampliada la cual, más tarde, en el año 2010, propuse a AZU Press Digital de New York junto con mi novela, Conspiración en La Habana, pero debía pagar por ambos una suma imposible para mí, y les propuse descontaran el costo de la edición de mis posibles regalías, y, actualmente, se oferta venta de tiempo de lectura online en www.loslibrosdigitales.com sin posibilidad de descargar los libros 
   ¡Bueno! opciones para publicar hay muchas, pero no se me han hecho propicias. Hay muchas editoriales que te publican si pagas el costo editorial pero no cuento con tal cantidad de dinero; las que menos cobran, para mí resulta una millonada. La mayoría, aparte de uno tener que pagar la edición, te pagan solo el diez por ciento de las regalías; algunas, como IBUKKO, te pagan el cien por ciento, pero igual, no puedo costear el monto de la inversión. La española CHIADO Editorial ofrece otra opción ¡me parece buena! porque no hay que pagar nada; plantea un negocio mediante una campaña publicitaria en la cual se buscan personas que inviertan hasta cubrir el costo de la edición; pero, desde Cuba, no me es rentable acceder a Facebook, YouTube, Google, Twitter, etcétera pues es demasiado caro para mí y eso me imposibilita hacer una buena propaganda en busca de amigos, fuera de Cuba, quienes pudieran convertirse en socios, pero no creo que muchos arriesguen sin conocerlo a uno, y ni siquiera conociéndolo; por otra parte, el costo de edición de mi novela puesta en campaña es, en mi opinión, astronómico no recuerdo bien ahora, pero era poco más de tres mil euros, y me atreví a ponerlo en campaña por la aventura de ver publicados durante tres meses la reseña y un capítulo para que las personas valoraran y decidieran si invertir o no.
   Así hasta que apareció Freeditorial.com donde uno se auto-publica gratis y tiene acceso a la contabilidad de las descargas y decidí publicar todos mis libros. Al menos, ahora sé que alguien me lee, no creo que todos los que descargan libros los leen, muchos los bajan, leen un poco y pudieran encontrar que no les gusta, esto es normal, pasa hasta con los libros en papel, pero siempre alguien te lee completo. Tampoco todo el que te lee queda satisfecho o está de acuerdo con uno, y eso también es normal, pero alguno habrá que sienta que tu libro le hacía falta; y si el libro lo ayudó a mejorar su vida, no importa si se acuerda de tu nombre o no, porque al fin y al cabo ¡Tampoco eres tu nombre!

PREG: ¿No teme, usted, a la piratería, que alguien descargue un libro lo modifique un poco le cambie el título y lo plagie y termine ganando dinero con el trabajo de, usted?
RESP: Ya hay quien me lo ha dicho. Pero no, no le temo a la piratería, la gente piratea lo que se vende, no lo que se regala. Por lo general, la gente no le da mucho valor a lo que se obtiene gratis. Aparte ya está publicado, alguna gente lo conoce y lo reconocería, los ladrones roban, pero prefieren la impunidad con poco riesgo y nadie está para buscarse problemas; además, asumen que si ninguna editorial apostó a pagar por el libro es porque no vale suficiente. Se piratea lo que tiene valor y si piratean mis libros es porque me consideran bueno. Si alguien lo modifica y termina ganando dinero con él, pues que le vaya bien. Gustarme, lo que se llama gustarme… No, no me gusta, pero si sucediera creo que ni me enteraría, entonces, para que voy a preocuparme por eso. Hago como un árbol que da frutos para cualquiera, para el bueno y para el malo, para el que tiene hambre y anda de paso y para el que viene y se los lleva todo para ganar dinero y ni siquiera le echa un cubo de agua en el tronco. 

PREG: También está la opción de participar en concursos.
RESP: Es cierto, escucha, hay algo así como una ley de la vida o de las probabilidades que dice: si estás el tiempo suficiente picando piedras siempre encontrarás oro. ¿El asunto? no se sabe cuánto es el tiempo suficiente, pero puede resultar agotador, para mí demasiado. Además, la opción de los concursos es un arma de doble filo, porque puedes quedar enamorándote del premio y olvidando tu misión, escribiendo por unos miles de euros que tal vez nunca ganes; quizás no lo creas, pero te puedes llegar a sentir, sin ser demasiado puritano, como un mercenario de la pluma. En mi caso, desde muy temprano no me llamaron la atención los concursos: existe una literatura de concurso, existe una literatura de moda, unos recursos estilísticos que pueden hacerte brillar más que otros, porque existen temáticas que son más vendidas que otras y están los golpes de la suerte, la cual, es loca y a cualquiera le toca, dice el refrán. Además, mi caso, el cual es común para todos los que vivimos en países del tercer mundo puede ser desgastante porque sin una computadora (o un ordenador como se dice en España) puede ser muy difícil y hasta casi imposible intentar producir y dar a conocer una obra literaria, luego debes tener correo electrónico, luego Internet, luego buena conexión y después acceso a las redes sociales de amplia difusión; en Cuba, por ejemplo, ahora mismo ( 12:10 h, 25 de diciembre del 2016) rebajaron el costo de una hora en Internet, pero le redujeron ¡cincuenta centavos! Ahora cuesta 1,50 c.u.c. o sea unos treinta y cinco pesos  una hora de internet (el salario promedio son unos 15 c.u.c.) en zonas de Wifi fuera de tu casa, al aire libre, sin privacidad y con equipo propio, hay otros sitios con más privacidad y comodidad y bajo techo por son recontra-mínimos. Todo esto, para poder participar en un concurso que admita trabajos vía Email. ¿Para qué vamos a hablar de certámenes enviados por correo tradicional en papel y en ¡tres copias de la obra! Imprimir una cuartilla cuesta dos pesos en moneda nacional, un texto de doscientas páginas vale el salario de un mes de muchas personas en Cuba, y todavía no hemos hablado de encuadernación, sellos, tiempo de tu vida en escribir, hacer gestiones ¿para qué contar? 
Envié a decenas de concursos sobre todo a aquellos donde publicaban a los concursantes, aunque no ganaran, en uno mi trabajo, Contra la persona que soy, fue mención de ensayo, pero no lo publicaron ni siquiera digital y eso que iban a ser publicados todos los finalistas, más allá un poema fue seleccionado para una antología de poetas latinoamericanos, pero ni siquiera pude pagarme el libro en papel desde la Argentina. Me enviaron gratis el libro digital.
Terminé decidiendo no enviar más a concursos, al menos no como antes, porque añado: muchas veces el certamen estaba dentro de mi línea, me sentía dispuesto, aceptaban la vía Email y contaba con una dotación decorosa pero… tenía limitantes de cantidad de páginas o de palabras o de caracteres, y en el caso del genero novela ¡y era mi caso! o no llegaba o me pasaba y traté de reducir ¡o ampliar! para adaptar la obra a las exigencias y pretender que me sirviera como ejercicio para resumir, para ganar en síntesis… pero la obra perdía mucho o tenía que inventar cosas que no venían al caso porque cuando terminas de decir, terminas de decir y todo lo demás que digas, sobra; y si quitas, pierdes. Hablando con un amigo, quien también escribe; me decía que, por otra parte, asimismo, podrían plagiarle las obras, a lo que respondí ¡compadre, entonces no participes en concursos! Háztela fácil. Si vas a andar con miedos no mandes a concursos.
Y eso es lo que estoy haciendo. Pero no por miedos sino por el desgaste, mucho trabajo y ni sabes si tienes al menos un lector.

PREG: ¿Pretende que otros sigan su ejemplo?
RESP: Soy quien sigue el ejemplo de otros. No podría citar nombres en este minuto, pero no creo ser el primero ni el único que pone libros gratis en Internet, ni voy a ser el último. Sí, creo que quienes sienten el llamado vocacional por escribir pero, también, se sienten animados por inquietudes existenciales, proclividad por el misticismo, la filosofía de la vida, el mejoramiento humano, el esoterismo, el zen, etcétera pudieran utilizar la literatura como camino de autorrealización, La literatura como recurso para ser (frase con la que titulé un libro publicado en Freeditorial.com) y cuyo primer paso sería el desapego de la propia literatura y ¡qué mayor desapego que renunciar a ella! Quienes están o hablan de estar en el camino de la autorrealización, a veces, ni se imaginan que lo que tienen que realizar es la destrucción de su falsa personalidad, que ser es: ¡ser nadie! y, para esto, conviene pensar que la cultura y el saber deben ser gratis. Pero ¡Eso! es algo que yo (de momento) pienso, los demás pueden pensar lo que quieran y está bien igual.

PREG: ¿No le gustaría ganar dinero por escribir sus libros?
RESP: Sí me daría mucho gusto, pero no es algo que pueda elegir. No depende de mí que ocurra. He sido bendecido por Dios por cuanto puedo pintar cuadros, tallar madera y hacer figurillas de barro cocido, estudié construcción civil y, hasta ahora, cada vez que he tenido momentos críticos en mi economía personal, no ha pasado mucho sin que llegue alguien deseando un cuadro, o un bastón o que le restauren un santo o que le grabe unos nombres en un par de copas, algo que no me da como para olvidarme de Dios, pero que me permite comer dándole gracias todos los días.
   Y claro que me gustaría vivir de escribir que es lo que me gusta hacer, aunque todo lo que hago trato que me guste. Ahora que yo crea que el producto de lo que escribo, que mis ideas sobre las cosas puedan ser importantes y quiero comunicarlas porque ¡Además de grato! me parece que es urgente, me parece que lo debo, que alguien podría necesitar saberlo, y si puedo publicarlo pensando que a alguien le puede servir para sentirse tan satisfecho con la vida como yo, me doy por pagado. Y que ¡Escribir! sea como un hobby, no significa que no lo trate de hacer con profesionalidad. A veces releo textos que he publicado y siento encontrar faltas, comas mal puestas, ciertos giros se podrían haber dicho con menos recursos, en fin… pero hasta Borges llegó a desautorizar ediciones por insatisfacción con algunas de sus obras y citado por él mismo cuenta que una vez le preguntó a Alfonso Reyes: ¿Para qué o porqué publicamos? Y éste le dijo: Para no tener que estar corrigiendo eternamente los manuscritos. Así, creo que está bien ser crítico y exigente, pero tampoco tan calvo que se le vean los sesos, estoy seguro que quien necesita lo que estás escribiendo te va a perdonar las faltas, yo he encontrado defectos en textos de otros y me doy cuenta: cometer errores es una cualidad humana, no un defecto, quizás no debía ser, pero nos equivocamos mucho. Sin embargo, las abejas desde milenios hacen la miel perfecta; igual que la leche, las vacas. Así que creo que nuestros defectos pueden ser parte de nuestra perfección. Entonces, estaría incorrecto decir: quizás no debía ser, pues estaríamos juzgando la realidad; pensando: es mejor nuestra creencia sobre lo que es, que lo que es realmente. Sin defectos, sin errores ni equivocaciones no habría oportunidad de ser mejores ni de ser buenos. Es por ello que los animales no alcanzan el valor de aquellos otros animales llamados humanos pues, los primeros, no se equivocan, no tienen nada que enmendar y si se les enseñara algo y durante tal aprendizaje cometieran errores no les serían propios, sino del humano que los educa. 

PREG: ¿Se considera un buen escritor?
RESP: En algunos de mis libros hablo de mi como un magnífico escritor, en algunos foros me han llamado arrogante o tildado de estúpido por eso, pero creía que estaba clara la intención humorística, pues me burlo de ser escritor; de hecho, no me considero escritor. Soy un hombre que escribe. Buen escritor o mal escritor son cristales con los que miramos a quienes escriben y dicen de sí: soy escritor. En algún lugar leí: en toda definición hay una limitación y lo creo cierto. Ser escritor me parece ser demasiado poco para un ser humano y desde otro punto de vista tendría otra lectura: ser escritor me parece una exageración cuando ya quedamos en que ser es comprender que somos ¡Nada!

PREG: ¿Podría precisar más esa nada?
RESP: Nadie te puede explicar el sabor de un mango, es algo que debes probar y obtener ese conocimiento de primera mano. También hay variedades de mango y todos tendrán sabor a mango y, sin embargo, el bizcochuelo sabe distinto al tipo manzano y diferente al filipino o a la manga, siendo mangos todos. Así que la experiencia del vacío, de la nada, cada cual va a saborearla de otra forma que es su manera. Lo que si voy a hacer es darte fe de que la nada abunda más que aquello que, de forma común llamamos algo; y, en propiedad, existencia material.
Mira, GOOGLE INC. es el consorcio propietario de la marca Google, uno de los principales motores de búsqueda de Internet. El cuatro de septiembre del año 1998, Larry Page y Serguei Brin, los dueños, fueron a patentar su marca, pero cometieron un error de ortografía pues la palabra que iban a inscribir era GOOGOL, que, en inglés suena muy parecido a GOOGLE. Tal palabra Googol, fue inventada en el año 1938, por el niño Milton Sirotta de nueve años de edad, sobrino de Edward Kasner, un estadounidense de origen judío profesor de Matemáticas, mientras ¡éste! preparaba una conferencia sobre el infinito para, sus discípulos en la Universidad de Columbia.
   Googol o gúgol, como se escribe en español, es el nombre del número que resulta de elevar el valor diez a la centésima potencia, o sea: el resultado es el digito uno seguido de cien ceros… Es un curioso número ya que no tiene aplicaciones prácticas ni matemáticas. Representa una cifra inimaginablemente grande, pero que ¡Por supuesto! no llega al infinito, pero es un guarismo mucho mayor que la cantidad de átomos de hidrógeno que existen en todo el Universo Conocido, y ya sabes que el elemento hidrógeno es el más abundante en la Naturaleza o sea en esa parte que constituye solo el cinco por ciento del Universo material constituido por átomos. El resto, o sea el noventa y cinco por ciento que resta, no se sabe de qué está formado. 
   Se calcula que, sin tener en cuenta la llamada materia oscura, la cantidad de átomos de hidrógeno que existen en todo el universo, es decir, contando todas las nebulosas con todos sus soles, lunas y planetas, cometas, asteroides, polvo cósmico y un largo etcétera; es un número que está entre elevar diez a la potencia setenta y dos y/o diez elevado a la ochenta y siete, o sea ¡No llega a un gúgol!
   Esta curiosidad es para comprender que algo tan cuantiosamente re-pequeño como un átomo y siendo el universo todo tan… ¡Inmenso! La cantidad de tales partículas se nos antoja ¡con esto del gúgol! como un número que ya no nos parece tan grande.
   Veamos otra curiosidad, escalofriante por lo próxima ¿Sabía, usted, que el noventa y nueve, punto nueve por ciento del volumen de su cuerpo está vacío? Según la Física Cuántica, está establecido que el noventa y nueve, punto nueve por ciento de la masa del átomo radica en su núcleo y que éste, tendría una dimensión ¡entre diez mil y cien mil veces más pequeño que el tamaño total o diámetro del átomo! Por lo que, como promedio, si el núcleo tuviera el diámetro de un centímetro, en proporción, la distancia a que estaría un electrón girando alrededor suyo sería de ¡Más de un kilómetro! Por otra parte, el núcleo, aunque parezca macizo no lo es, pues protones y neutrones se encuentran girando unos sobre los otros sin ponerse en contacto. En proporcionalidad, si estamos formados por átomos, mantenemos, por carácter transitivo, la misma distribución de vacuidad: ¡El noventa y nueve, punto nueve por ciento! de nuestro cuerpo está: VACÍO o en mayoría nos forma, como se dice en las funerarias: NADA.
   El hecho de que puedan existir los famosos agujeros negros, cuerpos cósmicos cuya densidad másica es de tal enormidad que un centímetro cúbico de ella podría pesar cientos de miles de toneladas al menos dentro de esa zona que se le reconoce como Horizonte de Sucesos, explicaría la gran cantidad de vacío en la materia que conocemos y que podría ser comprimida hasta esos extremos de ser destruida, por cuanto un agujero no es más que un hueco, y ambos lo que tienen en común es estar vacíos. Otro fenómeno que puede dar una idea de la gran cantidad de espacio vacío que tiene la materia, considerada maciza es que los neutrinos que emite el sol, pueden atravesar la Tierra, entrando por un punto cualquiera y salir por su antípoda, sin colisionar con ninguna otra partícula elemental. Hago notar que partícula elemental no es un átomo, sino el nombre recibido por cada una de las piececillas que forman a los componentes de su núcleo; positrones y neutrones, los cuales a su vez tienen, en propiedad otros nombres: El positrón y el neutrón están formados por quark y gluones. El electrón forma parte del átomo, pero como no tiene masa, no está constituido por otras piezas o fragmentos por lo que sí se le se considera una partícula elemental. 
   Pero hay más, se sabe que las partículas elementales parecen emerger de ese vacío, en términos prácticos se hipotetiza que somos ¡Ese vacío! del cual formamos parte y que es, ese vacío, lo que es la vida, lo que llamamos naturaleza, realidad, inteligencia universal, es decir, Dios. 
   De acuerdo con los modelos actuales que el estado de la Física propone, sólo el cinco por ciento del Universo Conocido está formado por lo que llamamos materia ordinaria, es decir, que tiene masa. 
Repito, Del cien por ciento que constituye el universo, solo ¡El cinco por ciento! es material en la forma que suponemos la materialidad de manera ordinaria. El noventa y cinco por ciento del resto del universo, que llamamos conocido, tiene ese nombre (Conocido) porque es hasta dónde nuestra capacidad tecnológica de visión alcanza o llega a apreciar objetos cósmicos considerándose, por tanto, hasta tal límite; ese noventa y cinco, que llamamos el resto del universo, hasta hace pocos años era considerado vacío. Hoy se calcula que el veintitrés por ciento está compuesto de materia oscura y el setenta y dos por ciento, restante, lo compone energía oscura. Este calificativo de oscuridad es para determinar su invisibilidad pues su masa es: ¡CERO!
   En astrofísica esto de materia y energía oscuras vienen a hipotetizar la necesidad que, en un momento anterior de la historia de la Física, cumplió el concepto del éter, para poder explicar ciertos fenómenos de la luz que, con posterioridad, los trabajos experimentales de Thompson y alguien más de quien no recuerdo en este momento el nombre (si le interesa: búsquelo) parecieron demostrar que ¡el éter! era un error. Ahora, en lugar de éter, es necesario introducir los conceptos de materia y energías oscuras, con lo cual las ideas del éter o del vacío desaparecen, aunque significan lo mismo.
   Toda esta descarga sobre Física es para dejar en términos de cierta seguridad científica, el hecho de intentar sintonizar y llegar a lograr cierta estabilidad de constancia con este vacío, repito: lograr crear cierta familiaridad con la nada. Si estás situado en una emisora radial que transmite noticias y quieres oír música tienes que salir de la frecuencia noticiosa, entrar en la zona de silencio radial, entiéndase ¡el vacío! para poder encontrar la estación musical. No puedes sintonizar una frecuencia de radio si estás escuchando otra, debes mover el dial salir de la emisora, para hallar la deseada. Otro ejemplo: si apeteces beber té caliente, pero tu taza está llena de té frío, debes vaciar tu taza, si viertes té caliente en tu taza llena de té frio, se derramará, la taza no podrá contener más té estando llena. Igual ocurre con la mente: mientras estés estresado con la cotidianidad de los eventos repetitivos de la vida ordinaria no podrás vivir una vida extraordinaria. Quien parece tener un cierto control de tu vida es tu personalidad, pero ¡no eres tu personalidad! La personalidad es algo externo, es alguien artificial que ha sido aprendido e instalado en el disco duro de tu mente como un software malicioso desde tu niñez. Si quieres conocerte a ti mismo, encontrarte con tu esencia, con tu vocación, con la fuente de la felicidad y la optimización de tus procesos fisiológicos: como son mejorar tu capacidad mental, tu estado de salud, elevar tu sistema inmunológico, ser feliz o tener un encuentro personal con Dios, no queda otro remedio que entrar en el vació en el silencio interior, aquietar tu personalidad, darte cuenta que estás inflado de afanes egotistas, egocentristas, ególatras los cuales conspiran contra la calidad de tus estados emocionales. Eso de querer ser escritor, ser famoso, ganar mucho dinero son resultados, no objetivos. No es que sea malo querer ser escritor o disfrutar la fama ¡A ver si nos entendemos! Se trata de no convertirlo en necesidades, sino en medios. La vida es una locura sin control, te hablo de entrar en cierto control de esa locura; ninguna de los eventos que ocurren en la vida tienen más importancia que otros, pero como de todas formas tienes que vivir algún tiempo en este mundo, te hablo de vivir esos eventos como si fueran importantes, pero sabiendo que no lo son. Y, la vida, comenzará a tener otro sabor.
   No eres la vocecita que está todo el tiempo hablando en tu cabeza y dice Yo de sí misma. No puedes parar de pensar, esa voz que usa tu idioma natal y que está hablando sin cesar dentro de tu cabeza es tu personalidad, dicho en otras palabras: no eres tú. Debes detener el flujo de tus pensamientos y hacer silencio interior.

PREG: A menudo, menciona a Dios ¿Es, usted, religioso?
RESP: Sí y no. No en sentido institucional o denominacional.

PREG: ¿Significa que no se congrega?
RESP: Significa que no me afilio, no me comprometo con esta o aquella vertiente religiosa. Me considero amigo de todas las religiones y me siento bien visitando una iglesia bautista u otra pentecostal o adventista o católica.

PREG: Hay quien llama a eso, en sentido un tanto peyorativo, ser un cristiano cultural.
RESP: Ahí tiene, usted, a alguien que piensa diferente.

PREG: Dice ser amigo de todas las religiones, pero solo ha nombrado denominaciones cristianas. Todas suena un tanto absoluto ¿Puede decir que no tiene preferencias? ¿Se siente amigo, también, del islam?
RESP: Sí, tengo preferencias, pero eso no impide la amistad. Uno puede tener muchos amigos, pero siempre tiene más intimidad con unos que con otros sin dejar de ser amigo de estos. Y, sí, me siento, también, amigo del islam. Recuerdo que mi padre, siendo un guajiro sin estudios ante algún acontecimiento venidero que pudiera ser trascendente para bien o para mal, siempre decía, casi con irreverencia: ¡Qué sea lo que sea! O si no ¡Qué sea lo que Dios quiera! o de otra forma ¡Qué sea lo que Dios quiera que sea! Como si no le importara el futuro, como si a todo le diera lo misma importancia. Lo cual, mi madre siempre le reprochaba como si fueran blasfemias. Sin embargo, hoy sé que uno de los fundamentales principios del islam es la aceptación inquebrantable de la voluntad de Dios.

PREG: ¿Podría señalar su preferencia religiosa y el motivo, si lo hubiera?
RESP: Desde niño en el único dormitorio de la casa había un pequeño cuadro de la Caridad del Cobre, pero no recuerdo que se le pusieran flores, cuando tenía yo unos diez años de edad, más o menos, se cayó al limpiarlo y se rompió el vidrio, pero no se repuso, y se guardó el marco con la litografía; no fui testigo de adoración a imágenes. Tampoco visitábamos iglesias ¡Un día! quizás, cada cierto tiempo asistíamos por compromiso a algún bautizo, pero eso era un acontecimiento raro. Cuando triunfa la revolución del año 1959 yo tenía nueve años y mi formación escolar, académica y social fue de dirección atea. El marxismo-leninismo era (aún lo sigue siendo) la filosofía oficial del estado y asignatura obligatoria en todos los grados académicos, politécnicos, cursos eventuales, etcétera. Creer en Dios o ir a la iglesia era como un estigma que todo el mundo evitaba. Para conseguir acceso a un trabajo o derecho a un curso de formación laboral, cambio de trabajo, etcétera había que llenar un cuestionario donde te preguntaban si tenías creencias religiosas y cuáles, así como si tenías familia en el extranjero y dónde. Ostentar algún símbolo religioso como crucifijos, medallas o collares podía ser objeto de críticas, miradas inquisitorias demostrativas estar ingresando dentro del cálculo de los sospechosos, todo lo cual, podía poner en peligro tu status laboral tu estabilidad económica… pero no había persecución ni sanciones por ir a la iglesia o ser religioso, era tan solo algo que sabías podría perjudicarte. En los primeros años de la década correspondiente al año 1980, comencé a interesarme por las prácticas de yoga y por esta vía inicié mi relación con la persona de Jesús, algo raro porque pertenecen a dos culturas distintas. El motivo de mi preferencia por el cristianismo se debe a su acentuada referencia cultural en la parte del mundo occidental en que vivo.

PREG: Si acepta tener preferencias ¿Tiene, también, repulsiones? Por ejemplo ¿a fundamentalistas…?
RESP: Puedo aceptar que hay actitudes, hechos, temas, etcétera que no me resultan simpáticos, pero no podría ponerle la etiqueta de repulsivos; el caso de los fundamentalismos, podría ser un ejemplo, Es muy difícil valorar caso a caso el nivel de antipatía, dicho sea de paso, creo que en muy pocos sería antagónico, si lo hubiera.

PREG: ¿Los fundamentalistas islámicos, por ejemplo?
RESP: Esa área, la de mis posibles repulsiones, es una parte para mi uso exclusivo; es, por tanto, privada, personal y secreta. Sobre todo, lo que pueda hablar trataré de hablar lo mejor, si se lo encuentro; si es muy evidente que no, me callo. No estoy aquí (en este mundo) para juzgar nada ni a nadie. No es la auto-imposición de ser imparcial a ultranza, sino la convicción de que nunca tendré suficientes elementos para conocer la verdad a fin de establecer justicia, así que mi sanción más drástica es apartarme y evitar me dañen.

PREG: Pasemos, entonces, a otro tema. En su obra se aprecia algo de crítica social, discreta, pero la hay, y ha publicado en Primavera Digital, un diario de franca oposición al estado cubano ¿Se considera, usted, disidente?
RESP: No soy disidente. La disensión dice ¡No! a algo, excluye. Mi intención es holística, trato de incluir, de sumar, de tender puentes para unir, no de levantar muros para impedir comunicarnos. Si bien me negué a declararme como escritor podría decir: soy un comunicador. Eso sí. Llegué a Primavera Digital con idea de publicar, quería publicar mis opiniones sobre cualquier cosa, no andar buscando noticias sobre violaciones o defectos en el estado, algo para lo cual sobra gente: y llegué allí con idea de hacerlo gratis y resultó que pagaban y muy bien, por cierto. El diario salía o sale, no sé ahora, una vez por semana, yo solo logré publicar una vez por mes, me publicaron y cobré tres artículos… luego me dijeron que no había dinero para pagar, no sé si fue excusa para darme el bate, como se dice en Cuba o si fue real, En realidad, no me interesa averiguarlo. Hubiera deseado que durara más, porque ganaba bien. Pero siempre recuerdo un pasaje del filme, Hair: cuando el padre se despide del hijo que va para la guerra en Viet Nam, le dice algo así como: Deja que se cuiden los listos que a los tontos los cuida Dios. Y que viene siendo algo así como: Que sea lo que sea, porque cualquier cosa que sea, va a ser para bien. Y que es, lo que yo llamo, aceptar la voluntad de Dios.

PREG: Bien creo que sería demasiado extenso continuar la entrevista a pesar de que quedan otras áreas por explorar que podrían ser interesantes. Quizás en otro momento posterior, si esta entrevista, tiene algún resultado positivo, de aceptación, visitas, comentarios, descargas… etcétera.          Muchas gracias, por su tiempo.
RESP: Ha sido un placer. Gracias.