Cómo escribí mi novela, CONSPIRACIÓN EN LA HABANA
De la serie Así escribí mis libros. Eduardo N. Cordoví Hernández Parafraseando un poco al escritor español Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891) con su, Historia de mis Libros, o al contemporáneo Bayly Jaime, peruano, con su breve artículo, La Historia secreta de mis libros; vengo yo a disfrutar el recuento de los míos, comenzando con este que, aunque no sea el primero que escribí, inicia la serie de comentarios que, poco más o menos igual, hoy titulo, Así escribí mis libros.
Conspiración en La Habana es mi segunda novela. Ya escribiré en otro artículo sobre la primera, Pero sí es la primera novela de las tres que he escrito, que se ha publicado. La tercera y última que voy a escribir a esta fecha (Julio del 2021) está en proceso todavía a unos tres años de haberla iniciado y digo última ¡ya que proyecto seguir escribiendo solo ensayos!
Esta que trato hoy, fue teminada en el año 2009, como fruto de un esfuerzo de voluntad, porque me costó mucho trabajo escribirla. Llevaba más de diez años sin tocarla ¡No precisamente por olvido! porque pensaba en ella, como si fuera una amante, casi a diario.
Conspiración… no nació como una novela, de hecho es un gran "colasch", una mezcla de muchos artículos, cuentos, relatos, y muchos datos curiosos en cierta consonancia con la atmósfera gótica que, con pretensión humorística aunque puede parecer irónica, la envuelve, estando todo hilvanado por una historia soportada por la verosimilitud que confiere todo acuerdo literario que realiza cualquier lector al enfrentarse a una novela.
Recuerdo que había hecho una guía, algo como una tabla de contenido donde enumeraba los capítulos y de qué iba cada uno; en esta forma, había desarrollado todo el argumento y ¡Así! casi todos estaban iniciados, aunque el último y otros varios, ya estaban definitivamente terminados, pues eran un relatos que formaban parte de un proyecto de libro de cuentos muy anterior que nunca terminé, pues la mayoría de ellos sirvieron para formar los capítulos de esta novela.
Quiero comentar este proceso inicial. Tal asunto ya lo traté en la introducción de mi libro Lo que no se llevó el viento… y es lo que sigue: Desde la escuela secundaria me dije a mí mismo, personalmente y en forma confidencial (lo cual hoy hago público): Lo mío es por las Letras. No sabía cómo, pero estaba seguro; me dedicaría, con prioridad, entre otras cosas, a escribir, y escribí un poema (tal como han hecho casi todos quienes se inician en la producción literaria) pero larguísimo, trágico, una solemne epopeya existencial… Sin contar siete o nueve versos con algo de dignidad (quizás haya contado algunos de más) una vez terminado, supe que no era poeta. Redacté en versos lo que pudo ser argumento para novela. (Que de hecho escribí, pero eso es otra historia que cuento allí).
Luego, durante el cumplimiento de mi servicio militar, por entonces declaradamente obligatorio , garrapateé una, con tono más aterrizado y tema de corte social… cuyo argumento se desarrollaba ¡En Italia! Uff… Otra barrabasada que envié a la editorial Unión; no es necesario os cuente que fue objeto de rechazo; tiempo después la destruí, por eso no aparecerá en el catálogo de mis obras como primera.
Una vez desmovilizado, al cumplir con imposición mi servidumbre militar, estaban en auge los talleres literarios. Me asocié al de mi municipio. Conocí personas quienes no solo sabían de literatura: se la traían en serio con ella. Comencé a seguirles y a producir… no sabía a derechas qué, pero realicé mis primeras narraciones. Luego, trabajando un libro de cuentos con unidad temática (hasta entonces solo había escrito unos seis cuentos que no tenían nada que ver entre ellos) y me sorprendí al comprobar que podría estar escribiendo capítulos de novela; solo faltaba un conflicto y me inventé uno, donde mezclé muchas ideas que me atraían entonces: tema policiaco, esoterismo, hombres lobos y vampiros, Historia, humorismo, conflictos sociales y hasta política y teorías conspirativas; y, aprovechando algunos de aquellos cuentos ya escritos, comencé a tejer una historia sin saber cómo iba a terminar, así nació mi segunda novela, Conspiración en La Habana, la cual no fue, cronológicamente, mi primera obra de larga extensión por quedar detenida en el tiempo mientras me inventaba la trama donde ensartar aquellos cuentos, proceso que duró más de diez años.
El capítulo XV de la novela, fue un cuento que dio origen a la obra. En él se relata la historia del hallazgo de un manuscrito encontrado en un basurero, y que se convierte en una historia cíclica parecida al de La buena pipa, el cuento comenzaba con el encuentro accidental de, al parecer, el manuscrito de una novela, pero que era la historia de un documento donde se narra el descubrimiento de otros documentos que a su vez narran los encuentros de otros textos y así hasta que termina con una carta cifrada, pero con un código de fácil solución cuyo mensaje era una breve reflexión filosófica sobre la existencia, la vida y la felicidad. En una relectura del texto, y pensando ya en emprender una obra más compleja, pensé que como todo buen argumento debe tener entre sus principales componentes ¡Por lo menos! un villano, un héroe, un secreto y una historia de amor… pues ya tenía, para empezar, tema para inventarme un secreto oculto en aquella carta cifrada cambiándole el texto. Y luego lo demás fue viniendo solo poco a poco.
En realidad la trama central, el argumento base o ruta crítica de la obra es simple y de extensión tan corta que ¡Si acaso! sería un cuento largo o una noveleta. Ahí se me ocurrió, para justificar la inclusión del villano, remontar los orígenes de las sectas satánicas, la historia real, legendaria y hasta modernamente arcaica de los vampiros y un tanto menos sobre los hombres lobos; luego-luego tratando de argumentar cuán probables o fantásticos pueden ser a veces los sucesos reales, dedico un largo capítulo (aunque de veras tampoco lo es tanto, pues a lo sumo no pasa de catorce páginas) a recorrer la historia de las sectas satánicas ante lo cual pienso que, a pesar de no aportar gran cosa a la trama, me pareció ¡De tanto interés! Por la cantidad de información curiosa presentada que, yo mismo, como lector, se lo agradecería a cualquiera que escribiera una novela así. Lo mismo ocurre cuando, para introducir a uno de los personajes protagónicos, el agente secreto designado por el Vaticano para investigar la conspiración de La Habana, me sirvo de la información que ofrece Eric Fratini en su obra investigativa La Santa Alianza, de la cual tomo, y acomodo a mi decir, la historia de este mecanismo de defensa y espionaje, fundado por el cardenal Miguel Ghislieri siendo general de la Inquisición, llevándolo a su máximo nivel cuando quince años después en enero de 1566, se convirtiera en el papa Pio V; hasta llegar a nuestros días, momento en que este mismo aparato de inteligencia, designa a este agente con la identidad de Augusthe Duphane y lo envía a esta capital caribeña.
De hecho la trama del argumento y todo lo que gira a su alrededor como apoyo, no es más que un escenario que tomo como excusa y oportunidad, para exponer ideas que aunque no son mías, pues han sido expuesta por muchas otras personas antes de mí y por tanto no son nada nuevas, tienen la capacidad de resultar un tanto novedosas debido a que estuvieron siempre dentro de un medio reducido, elitista ¡Incluso! con toda consciencia de pasaran como invisibles; ideas que he hecho propias y que son, en definitiva, las que aparecen en el capítulo XXIX en boca de un personaje que está veladamente presente en toda la obra, pero cuyo protagonismo es simplemente ofrecer este discurso que no aporta nada al argumento. Usted, como lector, se salta este capítulo, y entiende perfectamente todo lo que ocurre en la narración, pero ¡Quizás! se pierda lo mejor del trabajo, a mi juicio como autor; porque ¡Precisamente! escribo esta novela para decirle ¡Eso! ya que el capítulo XXIX es el verdadero propósito de la misma.
Asimismo, comencé a intercalar entre los capítulos que ya estaban escritos ¡Otros! que iban narrando el desarrollo de la vida social habanera, durante la niñez de otro personaje central de la trama, Rodelio Fandel con lo cual se brinda una panorámica un tanto romántica o bucólica del reparto Lawton en las afueras de la ciudad de La Habana durante los últimos años de la década de los cincuenta del pasado siglo XX y los posteriores después del año cincuenta y nueve, con lo cual se asiste a una visión literaria, sin llegar a ser costumbrista, de la evolución social en pleno auge del proceso llamado revolucionario de Cuba.
Algunos amigos me han dicho que mi novela no es todo lo crítica que suponían y que, dado el título, suponían algo más contestatario, más disidente o más actualizado en el sentido de ser más real, ya que evade situar la responsabilidad del posible deterioro económico, moral, social o de cualquier otra índole al colocarla como chivo expiatorio de una teoría conspirativa absurda o ridícula, en lugar de dejarla caer sobre quienes debía.
No voy a establecer la defensa ni mucho menos la justificación de lo que escribo. Pero en realidad escribí mi novela con intención de publicarla en Cuba y por mucho menos de lo que digo en ella otros escritores cubanos fueron estigmatizados, y de la misma forma que algunos amigos me dijeron que no era la obra que esperaban de mí, por ser muy floja, otros amigos me dijeron que me podría buscar un problema con ella, por lo contrario. En definitiva no escribo para hacer política ni quedar bien con los sectores de opinión. Mi intención es aprovechar la literatura, para compartir lo que pienso sobre la filosofía de la vida y el drama de la existencia, algo que está siempre de manifiesto dentro de cualquier desarrollo político-social, socio-económico o lo que sea. Mi intención literaria es divertirme escribiendo, pasarla bien, y comunicar eso, no sé si los demás lo reciben (parece que no) ¡Yo sí! Mi novela es una novela humorística; y, como toda novela, pretende crear una realidad aparte de la que normalmente vivimos; pero, sobre todo, hacer ver que la realidad ¡Eso que llamamos realidad! no es ¡De veras! lo que creemos que es, y que ¡La vida! es mucho más mágica e increíble que aquellas cosas por las que estamos continuamente entregando la vida o literalmente muriendo por ellas.
Y estos son los por qué no he corregido muchos de los posibles defectos o excesos que pueden o puedan advertirse o considerarse, muy a pesar de que les he estado realizando correcciones y reajustes menores, casi cada seis meses durante varios años, aún después de haber sido publicada en formal comercial en el año 2010 por la editorial Azu press de New York en su sitio web: loslibrosdigitales.com donde, todavía, se vende tiempo de lectura on line, aunque en una versión que ya está superada.
En esta obra se mezclan surrealismo, realismo sucio, humorismo, y géneros como la novelas policiaca, gótica y fantástica; la investigación y el ensayo. Aunque la trama ocurre en Cuba, principalmente a partir de la década del cincuenta del pasado siglo XX y hasta hoy, muchos de sus cuarenta capítulos transcurren en Hawái, Miami, Madrid, Moscú, París, Berlín, Ciudad Vaticano, así como en otras ciudades europeas en épocas pasadas, para descubrir trazas, conexiones y relaciones con temas que pertenecen al ocultismo, la teosofía o el esoterismo, con la realidad político-social y socio-económica de la Cuba posterior a 1959.
Entérate de sectas satánicas reales, de complots, intrigas y confabulaciones internacionales por el poder y el dinero; y descubre, entre líneas, el destino de la fabulosa herencia de los Manso de Contreras, el verdadero objetivo de la visita de Juan Pablo II a la Habana… pero sobre todo: Descubre la realidad, ésa que no aprecias, porque se encuentra tras el velo de tu propia imaginación.
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