miércoles, 28 de junio de 2023

EL INCOMPRENDIDO ASUNTO DE LA INCOMPRENSIÓN DE DIOS

 El INCOMPRENDIDO ASUNTO DE LA COMPRENSIÓN DE DIOS

Eduardo N. Cordoví Hernández. Lawton, La Habana, 2023
¿Qué es Dios?

El primer error que cometemos al tratar de responder esta interrogante, por razones obvias, es querer explicar lo desconocido por medio de lo desconocido; el segundo, es querer explicar lo desconocido sin haber afrontado la experiencia previa de su exploración y conocimiento directo; el tercero es negar o aceptar ¡A ultranza! Sin verificar la información que, sobre el particular, otros muestran como buena o mejor que otra. 

Tenemos que afrontar la siguiente realidad: la existencia de dos mundos, uno relativamente visible y otro relativamente invisible. Introduzco la ambigüedad de la comparación por cuanto, tanto en el macro mundo de objetos enormes, éstos pueden estar tan lejos que escapen a la posibilidad de poder verse, y lograrlo implica el uso de equipos y medios tecnológicos que quizás no existan todavía; de la misma manera ocurre con los objetos de atención pertenecientes al micro mundo. Prueba de ello es que cada poco tiempo la investigación teórica asume la posibilidad de la existencia de nuevas partículas elementales y, poco después o mucho después, se elaboran diseños experimentales o se fabrican nuevos súper sensibles dispositivos de medición que logran la capacidad de percibirlos. 

Esto es en el campo de la Física y al día de hoy nos hemos dado de golpe y porrazo con que las dimensiones de las partículas elementales van siendo cada vez más y más pequeñas al punto de dejar de ser partículas materiales para pasar a un rango de inmaterialidad en el cual se hace necesario utilizar giros que pertenecen al terreno de lo fantástico y lo absurdo, estoy hablando de números imaginarios, números de rareza, sabor de ciertas partículas, partículas encantadas, estoy hablando de la paradoja de Banash y Tarsky, del experimento de la doble ranura, del gato de Schrödinger, estoy hablando de cosas tan locas como que algo para dar una vuelta completa debe dar un giro de trescientos sesenta grados sin embargo ciertas partículas que tienen una extraña cualidad llamada spin, solo dan media vuelta –o sea ciento ochenta grados– y ya con eso es como si hubieran dado la vuelta completa, sin embargo otras tienen que completar la vuelta, en fin. Todo esto está sucediendo ahora mismo y es tarea diaria de los científicos y todavía muchas personas se dan el lujazo de tener opiniones, sin jamás haber sostenido una lectura –siendo optimista en lo excesivo– más allá del límite de una hora, lo más triste es que otros, que sí lo han sobrepasado, también lo hacen, pero sin la menor duda sobre su posesión de la verdad o haberla puesto a prueba, tan sólo por ver qué honda.

Ante tales perspectivas, bastante poco confiables, la tercera presenta, al menos, un punto de partida, para comparar, contrastar, verificar; aunque no nos ofrece ¡todavía! un método de investigación, pues antes de cotejar tenemos, primero, que presentar nuevas muestras, para un chequeo constante.
Un método sería comenzar por desechar todo lo que Dios no es, porque al menos, eso sí podemos saberlo. Quizás al agotar todo lo que hayas podido añadir a una enorme lista, te haga comprender que Dios, quizás sea algo así como un espacio inteligente, donde están todas las cosas que existen y donde suceden todos los fenómenos y eventos que ocurren. Visto así, quizás sea la propia realidad (ya hay quienes están pensando que la materia oscura o la energía oscura sean Dios ¿Juntas o por separado? Hasta parece un chiste). Esta interpretación de Dios, talvez, se vea cercana al budismo, por el aquello de ser una religión sin Dios, o un tanto alejada del principio original del monoteísmo judío; pero, si atendemos al dictado de la Biblia que las denominaciones religiosas cristianas comparten con los hebreos y hasta con los musulmanes, pues también son una religión monoteísta que se desprende del Antiguo Testamento hebreo al ser descendientes de Ismael, hijo de Abraham, advertimos que en el Antiguo Testamento se prohíbe pronunciar el nombre de Dios, así como reproducir representaciones de las imágenes de Dios, hecho este que pasa por tradición al islamismo, por cuanto es una religión, como ya dije, abrahamánica en su origen; harto conocido es que la cultura islámica va más allá, por cuanto prohíbe la reproducción de imágenes vivas, de ahí que su arte pictórico se desarrolle en la filigrana y los decorados de celosías y otros elementos arquitectónicos y de ebanistería, etcétera, de enrevesados juegos geométricos como ornatos, simulando encajes o bordados.

Uno de los grandes teólogos cristianos fue san Agustín de Hipona, quien vivió entre los siglos tres y cuatro del primer milenio posterior a Cristo, es uno de los autores por quien siento una especial simpatía debido a haber sido él, antes de ser sacerdote, un hombre de mundo: fue soldado, estuvo casado, en fin, no fue un individuo siempre apegado a libros, a la sombra de claustros y dado a comodidades, frivolidades y tibiezas. Y fue él quien habló sobre Dios en términos de imprecisión e incapacidad de y para, ser conocido.
                                     ………………….
Hay algo sobre lo que quiero llamar la atención. Todo esto que he descrito aquí, en estas líneas, es un esfuerzo personal para acercarme al entendimiento y luego a la comprensión, de la realidad. Este intento se basa en metáforas, en una serie de suposiciones, un tanto simbólicas, en una serie de supuestos que nacen de mi apreciación personal, de la historia de mi formación cultural, de mi entorno y mi atmósfera social, de mis costumbres, todo lo cual se ha visto afectado por toda otra serie de venturas y fatalismos de todo tipo, políticos, económicos, religiosos, sociales, históricos, climáticos y mucho más. Esto quiere decir que, estas metáforas que formo y uso, para explicarme el mundo, me son propias y solo me sirven a mí, mientras no aparezcan otros datos que puedan hacerme ver, qué reproduce a la realidad con suficiencia, lo cual habría que considerar, revisar, reajustar y/o cambiar en parte o en totalidad.

Así las cosas, estas metáforas o esfuerzos para comprender mi realidad, no son algo definitivo, sino en proceso, es decir, provisional. También, significo que cada persona debe encontrar sus propios recursos y, en tal sentido ¡Estos, los míos! solo sirven de ejemplo y lo que puede importar de ellos a otros, no es el resultado de haberlos aplicado tal cual son y que por ello fuera valedero copiarlos; sino su arquitectura, la forma de su construcción, para que cada quien establezca sus propias comparaciones, sus jerarquías e inter-relaciones. Igual, y mucho más importante, es no quedar enamorado de las ideas y dudar siempre de ellas, porque de la duda viene el temor a estar equivocado, creo que eso fue lo que se quiso decir en Eclesiastés, cuando se afirma allí que: el temor de Dios es el principio de la Sabiduría. 

 Cierta vez, comentando sobre este particular con un amigo, me decía que no podía aceptar que su relación con Dios tuviera que ser a partir del temor, basado en el miedo; porque perdería entonces la atracción que le confiere el llamarlo Padre; a un padre se le ama, no se le teme. Al principio su razonamiento me pareció con cierta lógica, luego pensé que no es lo mismo temor que miedo y que, además estamos leyendo textos que ya son copias de copias sujetas muy probablemente a omisiones y añadidos accidentales y hasta premeditados según los intereses; y, más aún, son de igual forma traducciones de traducciones, donde muchas sutilezas del lenguaje pueden quedar alteradas.
Debemos recordar que los evangelios fueron escritos en griego y que la palabra pecado (metanoia, en lengua griega) significaba entonces errar el blanco, lo cual en sentido figurado es perder el objetivo; entonces, el temor de Dios no viene a ser miedo a Dios o a tener miedo de Él, debido a un probable castigo, sino a perder la posibilidad de su aproximación. Así que ¡Para pecar! primero, hay que tener un pre-supuesto inicial, para evitar la tentación de cometerlo y, en este caso, la oferta es el camino que llevaría a lograr la cercanía de Dios, de ahí las continuas reiteraciones a permanecer despiertos, en vela, atentos al timón, para no perder el rumbo; ese es el temor, y esa es la duda constante sobre las ideas que podamos tener y ¡Ese temor! hace posible no perder el camino (léase, No pecar) propicio a la sabiduría que es fruto de la proximidad de Dios.

El asunto sobre Dios no es solo un asunto moral, ni religioso; es, sobre todo, un asunto muy puntual de índole geográfico-geométrico de orientación… para viajar. 

No importa ser ateo o religioso. Uno, para orientarse geográficamente, necesita dos puntos de orientación y son: un lugar donde estar, un lugar a donde ir; pero, si el viaje es un poco lejos o muy lejos y se corre el riesgo de perder el rumbo y aparece, entonces, la necesidad de tener  un nuevo punto remoto externo como referencia, como el sol, la estrella Polar o el norte magnético, mientras más lejano mejor; pero si el viaje que se realiza es por la vida, por parajes psicológicos, esos lugares no están en la geografía geográfica, sino psicológica de la abstracción mental, entonces; Dios es el norte magnético del mundo psicológico. Si no existiera habría que inventarlo y aunque le pongamos otro nombre, recuerde que seguirá haciendo la misma función de ser un punto de referencia, porque no se trata de palabras, sino de conceptos y las palabras tan solo son representaciones, símbolos de las cosas y luego, también de los conceptos. 

En su propia historia el hombre ha intentado ya otros puntos de referencia distintos de Dios, Ha tomado como Norte para guiar el derrotero de su existencia el honor, la riqueza, el poder, o el éxito, para alcanzar todas esos objetivos o valores por medio de alcanzar sus sueños y, entonces, sus sueños, ocupan el lugar de Dios, o tales objetivos ocupan el lugar de Dios; en fin, es un asunto de puntos de referencia y varían según desde el lugar en que los observe, los evalúe, etcétera.

Así que, ahora me queda claro qué es o qué pueda ser Dios: Dios no es más que el tesoro que guardo en mi corazón. En el Sermón de la Montaña (capítulos del 5 al 7, del evangelio de Mateo) Jesús nos llama a hacer tesoros en el Cielo, donde no hay orín que corrompe ni ladrones que hurtan, pues estos están en la Tierra, y además porque, donde esté nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón. Dios es todo aquello a lo que, tú o yo, pongamos como metas, como objetivos o propósitos de vida, como nuestra ruta crítica de vida o proyecto existencial; mientras más etérea, lejana y difícil –prefiero decir: inalcanzable– más valiosa y menos destructible.

CIENCIA Y ATEÍSMO
El astrofísico británico sir Fred Hoyle (1915-2001) conocido por su teoría de la nucleosíntesis estelar y sus posturas a contrapelo sobre otros asuntos cosmológicos y científicos, especialmente su rechazo a la teoría del Big Bang, término con el cual bautizó en forma despectiva, en un programa radial de la BBC, a la teoría de la formación del universo de mayor consenso académico en la actualidad; en el año 1978, popularizó; junto al también astrofísico británico, pero de origen cingalés, Nalin Chandra Wickramasinghe; la teoría de la Panspermia, la cual propone que la vida no surgió en la Tierra, sino que llegó a nuestro planeta a bordo de cometas capaces de dispersar la vida por diferentes lugares del cosmos. 

Hoyle, entre otros lauros fue profesor Plumiano, máxima distinción honorífica en el Instituto de Astronomía de Cambridge, donde además fue director durante varios años. recibió la Medalla de oro de la Real Sociedad Astronómica en el año 1968; en el año 1994, el Premio Balzan (compartido con Martin Schwarzschild) en 1997, el Premio Crafoord y en el año 1972, fue nombrado Caballero del Imperio Británico, etcétera.
Aunque se declara ateo, llegó a la conclusión de que, el universo, está gobernado por una inteligencia superior. En el año 1978, Hoyle describió la teoría de la evolución de Charles Darwin como equivocada y afirmó que la creencia de que la primera célula viva había sido creada en el Mar de la vida ¡Así de sencillo! era errónea. En su libro, La evolución del espacio (publicado en el año 1982) se distanció por completo del darwinismo. Afirmó que la selección natural no podía explicar la evolución. Hoyle preguntó en su libro, El universo inteligente (del año 1983): 

La vida, tal como la conocemos que es, entre otras cosas, depende de, como mínimo, 2000 diferentes enzimas ¿Cómo podrían las fuerzas ciegas del mar primordial lograr reunir los elementos químicos correctos para construir las enzimas?

 Según sus cálculos, la probabilidad de que esto ocurra es sólo una entre diez elevado a cuarenta mil (un diez seguido de cuarenta mil ceros). Esto sería aproximadamente las mismas opciones de sacar cincuenta mil números seis seguidos, con un dado lanzado la misma cantidad de veces en forma consecutiva. O como igual lo describe: 

La posibilidad de que formas superiores de vida pudieran haber surgido de esta manera es comparable con la posibilidad de que un tornado pasando a través de un montón de chatarra pudiera montar un Boeing 747 a partir de sus materiales... me encuentro perdido intentando entender la compulsión generalizada de los biólogos en negar lo que a mí me parece obvio.
 Hoyle en evolución, revista Nature, vol. 294, 12 de noviembre del año 1981, p. 105.

Las probabilidades acotadas son sólo para las enzimas, si también se tuvieran en cuenta para nuestro cálculo todas las demás moléculas relevantes para la vida, la situación de la biología convencional se convierte intrínsecamente en insuperable. Las cualidades únicas del humano (conciencia, moral y religión) no se corresponden en absoluto con la tesis evolucionista de la supervivencia del más apto. Un mártir, un líder o alguien de principios sólidos, elige la muerte, antes que renegar de sus creencias, lo cual no es el estándar de un individuo considerado instintivamente como alfa. Hoyle destacó que la ciencia una vez más debe aceptar que hay una inteligencia superior en el universo. Sir Fred Hoyle creyó que la teoría evolucionista de Darwin es un mito perjudicial. 
Pero estas líneas que estoy escribiendo no son para abrir fuego contra el viejo Darwin ni demeritar, la llamada, Su teoría, que tampoco le era propia, la teoría evolucionista ya era vieja cuando Darwin expuso su versión de forma ligeramente más coherente, o de forma eminente más conveniente, para las políticas de la expansión británica que buscaban a propósito un sustento científico donde afincar el poder de los más fuertes. 
Voy ¡o vengo! más bien, por otro rumbo.

La propia Teoría del Big Bang, como ya he señalado, es una entre otras; pero, sin embargo, la de mayor consenso y divulgación nos plantea el descomunal esfuerzo intelectual rayano en lo absurdo de que las Ciencias nos hagan creer o, sustentándose en una autoridad casi impuesta cae en el riesgo de sugerirnos admitir que todo cuanto existe: el cosmos todo, los huecos negros, todas las galaxias, nebulosas, soles, planetas, lunas, asteroides, cometas, polvo sideral y materia y energía oscuras, ¡TODO! Hace unos catorce mil millones de años pudo estar comprimido en un punto matemático de ¡volumen CERO! El cual dio lugar a la Gran Explosión (Big Bang) que hizo posible todo lo que hoy conocemos como el Universo Conocido. Algo para lo cual hace falta tener tanta confianza o fe como para creer que Dios dijera: Hágase la luz, y que la luz, fuera hecha y con ella, todo lo demás mediante el mismo procedimiento.
Así, las Ciencias o La Ciencia, nos exige la misma hazaña intelectual de una inteligencia que le discute a los que afirman que Dios creara a la Creación, valga la redundancia; sobre todo cuando grandes teóricos de la Geometría espacial promulgan que el Universo sea un espacio esférico cuyo radio es tan enormemente largo que el centro de tal esfera puede estar en cualquier parte.

Hay algunas leyes matemáticas que nunca me han quedado claras, quizás no he tocado a las puertas correctas que puedan explicarme, pero en tal búsqueda he dado con otros autores que se preguntaban lo mismo: porqué y cómo, menos por menos puede ser más. Sin embargo, funciona bien, y todo el desarrollo científico técnico se basa en parte, en eso. También me parece muy raro (¡Por supuesto! yo soy un estúpido confeso) que, cualquier número ¡Siempre que no sea cero! elevado a la potencia cero dé, como resultado ¡Uno!

Igual no me queda muy claro por qué, si tenemos que cero por uno es cero (lo cual tampoco entiendo muy bien) y uno por cero, en virtud de la ley de carácter transitivo, es cero ¿Por qué razón, asimismo, dividir cero entre uno dé, como cociente, infinito? Pero, si así fuera ¿Por qué razón dividir uno entre cero NO TIENE NINGUNA RESPUESTA? ¡Perdón! Sí tiene, es: 

INDETERMINADO, Pero si no ha podido determinarse, sigue sin tener respuesta ¿Me sigues? Es decir que sabemos ¡Todo! sin embargo, no sabemos cuánto da efectuar la división de uno entre cero. Esto me parece una de las cosas más extraordinarias de la Ciencia. De manera similar ocurre cuando se nos dice que menos por más, sea menos.

Algo semejante sucede con el convenio ¿arbitrario? de que multiplicar menos por menos sea más; todavía que menos por más sea menos me parece mucho más lógico.

Lo de veras extraordinario es que la propia Ciencia, que debía aclarar los problemas de la ignorancia por medio de la simpleza y el sentido común, nos emplaza a querer demostrar un conocimiento que excede la capacidad de cómputo y razonamiento humanos por medio de argumentos que parecen más bien (No digo que sean) tomaduras de pelo de la absurdidez más meridiana. Es por ejemplo el caso de la Paradoja de Banach-Tarsky, publicada en un artículo, en el año 1924.

Stefan Banach (1892-1945) fue presidente de la sociedad matemática de Polonia y Alfred Tarski (1902-1983). Ambos fueron judíos polacos que: 

…demostraron que una bola —en sentido topológico— puede dividirse en un número finito de piezas y recomponerse en dos bolas con el mismo tamaño que la original. Este resultado se conoce como paradoja de Banach-Tarski, si bien no se trata de una paradoja, sino de una consecuencia no intuitiva del axioma de elección.
Alfred Tarsky. Wikipedia en español.

Según esta paradoja, es posible tomar una esfera de dimensiones normales, por ejemplo, la de una manzana o de una pelota de tenis, cortarla en rodajas y volver a juntarlas enseguida, de manera que se obtenga una esfera más pequeña que un átomo o más grande que el Sol. No se ha podido realizar físicamente la operación, porque el corte debe hacerse siguiendo superficies especiales que no tienen plano tangente y que la técnica no puede realizar eficazmente. Pero la mayoría de los especialistas entienden que esta inconcebible operación es teóricamente aceptable, en el sentido de que, si bien estas superficies no pertenecen al Universo manejable, los cálculos efectuados sobre ellas se manifiestan justos y eficaces en el Universo de la física nuclear. Los neutrones se desplazan en las pilas según curvas que no tienen tangente.
El Retorno de los Brujos, Cap. IX, de Louis Pawells y Jacques Bergier.
		En fin, para qué continuar, si todos vamos a seguir pensando lo que pensamos.
Fin.
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