Eduardo N. Cordoví Hernández
No existe un momento del día,
en que pueda apartarme de tí,
el mundo parece distinto,
cuando no estás junto a mí.
No hay bella melodía
en que no surjas tú
ni yo quiero escucharla,
si no la escuchas tú.
Es que te has convertido
en parte de mi alma,
ya nada me conforma,
si no estás, tú, también.
Más allá de tus labios,
del sol y las estrellas,
contigo en la distancia,
Amada mía, estoy.
Aunque se repiten las últimas dos estrofas, este es el cuerpo total de lo que se llama: la letra de la canción, Contigo en la distancia; bolero dado a conocer en La Habana, en el año 1948, pero escrito dos años antes, a los veinticuatro de edad de su autor el trovador, compositor y guitarrista, César Portillo de la Luz (1922-2013).
Al día de hoy, continúa siendo un tema de culto de la cancionística romántica, y canción amorosa de obligada presencia y continuidad en el repertorio de cualquiera que pretenda seguir los pasos de los más grandes intérpretes a nivel internacional quienes, sin excepción, la cantaron; por lo que no expondré una lista de nombres que sería tediosa, ni señalaré a unos cuántos, para dejar de nombrar a otros, tan dignos como aquéllos. La canción se escucha en las bandas sonoras de más de diez filmes, así como es la más cantada en fiestas, bares, tertulias, peñas y festivales de la canción romántica de habla hispana, aunque ha sido cantada en casi todos los idiomas occidentales; por lo que resulta obvio sea considerada una joya de la cultura cubana para el acervo del patrimonio universal, en cuanto expresión artística representativa de los valores sentimentales más genuinos de la humanidad.
Con semejante aval, pudiera parecer absurdo y hasta arriesgado que alguien se levante para señalar faltas en obra semejante. Es por ello, que resulta necesario dejar claro que no se está produciendo en esta manifestación ataque, ofensa, agravio o cualquier otro tipo de definición negativa en cuanto a la calidad de la crítica, puesto que cualquier obra puede ser objeto de una valoración, interpretación, apreciación, etcétera, y tal juicio debe tener espacio dentro de los límites del respeto, para reclamar atención sobre lo que expone, de modo que se precisa escuchar lo que se dice y, ya después, uno puede desatender o no la demanda, según la considere.
Dicho esto, digo que la canción me gusta. De hecho, es una que le gusta a todo el mundo, y eso ya marca una situación importante bajo el viejo proverbio latino de la jurisprudencia que reza en español; lo que abunda no daña, o sea que, algo que a todo el mundo le gusta no puede ser dañino. Pero ahí tiene, usted, cómo le gusta fumar a una cantidad importante de la población humana del planeta, o beber alcohol, o consumir azúcar, o los alimentos industrializados… y cada día se levantan más voces autorizadas para señalar sus perjuicios.
En cuanto a la canción, que es lo que nos reúne aquí, tiene una melodía preciosa, y en cuanto la letra es, según los cánones históricos que conocemos gracias a la cultura, tierna y representativa del sentimiento más hermoso de humanos; el amor, pero ¿lo es? ¿Se veras? No digo que el amor no sea eso que se dice, lo que quiero demostrar es que, lo que estamos llamando amor, no lo es, solo le estamos poniendo ese nombre a otra cosa, y ¡Esa otra cosa! No es amor.
Ante esta problemática: La de diferenciar cuál es el verdadero amor y cuál es el sucedáneo, Tenemos una herramienta infalible, sencilla y de un sentido común aplastante, se trata de otro dicho antiguo; Por sus frutos los conocerás, pues no puede el árbol bueno dar malos frutos, y viceversa. Pero antes de entrar en tales deslindes definitorios, tendríamos que demostrar que la letra de esta y ¡Por supuesto! De la mayoría de las canciones llamadas románticas y amorosas, tales como baladas, rancheras, tangos, boleros, etcétera, así como casi toda la poesía lírica que recrea las relaciones de pareja, hacen más referencias a estados depresivos, neuróticos, emociones negativas, enfermizas y de morbosidad patológica y conductas socialmente inadecuadas e insanas que usted, ¡Sí! Usted, quien lee este artículo NO quisiera ver en sus hijos ni en los hijos de sus hijos, ni en los hijos de sus amigos, ni en usted mismo, si es persona adulta saludable sexualmente activa.
Al final, cualquiera puede pensar que se trata de una pedantería mía, ¡Perfecto! No intento mejorar lo que cualquiera piense sobre mí, prefiero que trate de mejorar lo que piensa sobre sus hijos, sobre los amigos de sus hijos, sobre las personas con las cuales sus hijos y los hijos de sus hijos van a relacionarse para fundar sus familias. Piense que las canciones son ideas que se aprenden de memoria, que se cantan bajo estados más o menos alterados de la conciencia o por lo menos con algunos cuantos tragos de alcohol entre pecho y espalda, y dejémoslo ahí… analice, con este espíritu, las muchas otras canciones que nos gustan tanto, y evalúe si estamos o no estamos, en peligro. Yo creo que sí.
Siéntese en el cuerpo de guardia de cualquier hospital, cualquier tarde y puede que descubra una realidad horrible. No se trata de un problema de mi país, se trata de una situación del mundo.
De modo que, os invito a analizar juntos, verso a verso, esta canción.
Como toda canción romántica, llamada amorosa, trata de dos personas. Ésta, por el título, nos hace presumir que se trata de dos personas que se encuentran separadas, no se nos dice el motivo, solo sabemos que no están cerca. Ya que, desde el título, dice que media la distancia; quizás una de ellas murió y se le habla al recuerdo de tal persona; estos, pormenores en definitiva no importan, Solo se sabe que no están juntas ¡O quizás sí, están juntas! Pero la persona que habla o canta, le comunica a la otra (y al cantar nos informa) del estado en que esta separación real o de probable realidad, puede tener para sí. Y dice:
No existe un momento del día, en que pueda apartarme de tí
Veamos lo que aquí se dice. ¡En serio! ¿A, usted, le parece normal, práctico, medianamente lógico que alguien no pueda estarse bien, sin otra persona ni en un momento del día? Aunque un momento, se entiende como una cantidad breve de tiempo, no sabemos qué cantidad es. Vamos a suponer que sea una hora, lo cual ya no es tan breve, pero como es una suposición hagamos que un momento corresponde a una hora. ¡Bien! De las veinticuatro que tiene el día, ¡A, usted! ¿le parece normal indicador de una mente saludable, que alguien no pueda estar una hora, sin apartarse de la persona amada? A fin de cuentas, las personas normales deben ir a trabajar, hacer tareas hogareñas ¿Es así?
Sí, ya sé que se trata de una hipérbole, se trata de sentido figurado, de un giro del lenguaje, para no ser tomado literalmente, es una metáfora; pero, en un texto tan breve esta idea se repite mucho, para no ser tomada en serio. Pero tomemos como buena su aclaración sobre el punto. ¡Perfecto! Entonces ¡Nada! Tome, usted, mi exagerada valoración al considerarlo literal, igualmente como otra metáfora, a fin de que se aprecie mejor mi punto de vista y ¡Quedamos a mano!
Pero sigamos.
El mundo parece distinto, cuando no estás junto a mí.
Estos dos versos son la introducción, para declararnos cómo se siente cuando no está con la persona amada. Dice que el mundo parece distinto, pero no se trata de que parezca mejor…
No hay bella melodía, en que no surjas tú
Significa que cualquier cosa y no solo una bella melodía (me parece a mí) le hace recordar a su pareja. Esto no parece que sea algo desagradable ¡Si se quedara ahí! pero el asunto continúa:
Ni yo puedo escucharla, si no la escuchas tú.
A, usted ¿le parece bien esto? ¿Qué significa que no pueda escuchar una bella canción o cualquier otra cosa como ver un filme o un atardecer, porque su pareja no está presente? A mí me parece que estamos en presencia de una dependencia emocional, y esto no será una patología clínica de urgencia, pero me creo que ya se sentó sobre un barril de pólvora y encendió la mecha. Yo no sé, usted, pero no quisiera que una hija mía se case o tenga un novio como este tío. Usted, ¿Sí? No me da buena pinta que un hijo o nieto mío o los hijos de mis amigos, tengan esposas o novias que los amen tanto, que se sientan mal, si ellos no están presentes. Pero sigue:
Es que te has convertido en parte de mi alma,
Esta idea de convertir a otros en parte nuestra, o de que otro me convierta, con autorización o no, en parte suya, me parece bastante peligroso y te voy a decir por qué. Pues porque cuando las personas se sienten con solo un poco de autoridad sobre otras o cuando las personas reconocen que otros tienen autoridad sobre ellas, se establecen ciertos niveles de ascendencia o dependencia de los cuales la literatura sadomasoquista reúne sórdidos volúmenes, y basados en tales niveles de relaciones de autoridad, están repletas las salas de poli traumatizados, de toxicología, de psiquiatría y de quemados, las funerarias y los centros penitenciarios.
Las relaciones almáticas son un engendro de una estupidez supina, las personas emocionalmente sanas no necesitan a nadie para ser felices, comparten la felicidad que ya tienen estando solas, no buscan a otras personas para ser felices. Es necesario que las personas aprendan primero qué es ser feliz. La felicidad no llega, ni hay que salir a buscarla. Pero bueno, la felicidad no es el tema de este artículo.
Ya nada me conforma, si no estás tú también.
A, usted, ¿le parece esto normal? A mí no, pues a esta persona NADA le viene bien por causa de una circunstancia demasiado simple. Esta es la versión que escribió el autor, la que canta el mexicano Luís Miguel, dice que: ya nada le complace, no es exactamente lo mismo; pero, en términos coloquiales, viene siendo igual. El asunto, es que la persona tiene una dependencia de la otra, ¡Tal! Que pierde la capacidad no solo de disfrutar la simple vida al oír una canción bella, sino que ¡NADA! le conforma ni le complace. ¿Se trata de otra hipérbole? ¡Déjame decirte algo! Las ideas que: por repetición, se aprenden de memoria y están reforzadas emocionalmente, y que, además, tienen el visto bueno de las figuras de autoridad y poder, como la TV, los otros medios de difusión, las personas famosas, ricas, admiradas, etcétera, pasan a la subconsciencia y se establecen como creencias, están desprovistas de crítica y ni siquiera sabes que las tienes; la subconsciencia no reconoce estructuras gramaticales, las cuales están en las áreas de Broca 44 y 45, en el cerebro, detrás de la oreja izquierda, no entiende de, si se dijo en sentido figurado; lo entiende todo literal.
Investiga, no me creas. Tómate tu tiempo.
Más allá de tus labios, del sol y las estrellas, Contigo en la distancia, amada mía, estoy.
El final, muy poético, muy sideral, no puede ser más cósmico. Lo veo como si dijera, No importa lo que digas, (con relación a más allá de tus labios) y con más allá del sol y las estrellas estoy contigo, como están bastante lejos ya, me suena a… ¿Advertencia? Es algo así como; donde quiera que te metas te estoy vigilando, así que anda al hilo.
No estoy queriendo decir que el autor se propusiera escribir o haya escrito a consciencia el contenido de la letra que he descrito. En su momento siguió, tal como todo el mundo sigue, los cánones estilísticos y los códigos referenciales del histórico imaginario colectivo. Y sucede igual a como hoy, los críticos descubren, por ejemplo, relaciones con nuestro tiempo en la obra del Quijote, que Cervantes no pudo ¡bajo ningún concepto! haber imaginado, sin embargo, están ahí y ¡Eso! Es lo que una de obra de arte, es: una circunstancia de su momento histórico. En algunos casos las relaciones son óptimas y positivas y en otras no, no por culpa de los autores o por deficiencias en las obras, sino de las ideas y cánones que las circunstancias históricas establecieron por causas que, a veces, ni venían al caso. Pero esto de querer explicar de dónde sale un problema, es ya otro problema aparte. El asunto aquí es el problema inmediato:
Casi toda la poesía, la literatura en prosa, y las canciones románticas llevan una carga deformadora de la salud emocional de las personas, y esto repercute en su salud física y en sus relaciones sociales de todo tipo: amorosas, profesionales, familiares, domésticas, etcétera.
La solución: No hay que prohibir nada ni quemar libros, lo que hay es que advertirlo, hacerlo saber a los consumidores de estas producciones artísticas y, sobre todo, a los autores, porque es necesario que los autores sean personas sanas emocionalmente, porque solo se puede dar lo que ya se tiene. Y el caso es que hay mucha gente triste, apabullada sentimentalmente; mucha gente con el alma rota, creyendo que el mundo lo está tratando mal.
Entonces. a todas esas personas que están escribiendo novelas, poemas, y canciones, podemos preguntarles: ¿Quo vadis? (¿A dónde vas?).
¿De veras crees que es de amor de lo que nos hablan todavía los autores contemporáneos? Yo te voy a decir de qué es de lo que nos están hablando en nombre del amor:
El esquema básico reiterado hasta la saciedad son ideas tales como: No me abandones, No puedo vivir sin ti, eres mi vida, quiero hacerte feliz, sin ti no soy feliz, me muero sin ti, estoy perdido sin tu amor, eres mi cielo y mi todo, eres todo para mí, eres mi perdición y mi locura y la luz de mi vida, si no te tengo soy nada, me siento morir si no estás a mi lado… y tales ideas instaladas en el disco duro de nuestro sistema operativo es decir, en nuestra subconsciencia, funcionan como un virus informático, para que encuentres todo lo contrario a lo que es el amor, la felicidad, la libertad… que, dicho sea de paso, nos la pasamos exigiéndola a los políticos; si te interesa el tema, escribe en el buscador de Google el título de mi libro, Problemática sobre la libertad mal comprendida, Descárgalo GRATIS y quizás descubras por qué Ortega y Gasset decía que Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil… Pero, si te interesa más conocer sobre este asunto de las canciones románticas, escribe en el buscador de Google el título de mi libro: Lo que no se llevó el viento, e igual te lo descargas GRATIS y, si después de analizar más de cincuenta canciones románticas, verso por verso, todavía no tienes claro qué coño es el amor real, dónde puede estar la felicidad que crees que te falta y cómo desprogramarte, sin contar con nadie; pues escribe en el buscador de Google el título de mi libro, Reflexiones acerca del amor, y Google te llevará a la página donde te lo descargas GRATIS también, (quiere decir que no pagas nada por eso) ¡No temas! No te estoy regalando libros que dicen poco, para que luego me compres un curso con el que quizás pienses que quiero desplumar tus ahorros, ¡Nada de eso! Y no es que no me interese ganar dinero, me interesa y ¡Mucho más de lo que imaginas! pero ¡Eso! es ya parte del drama de mi vida, no de la tuya.
Ojalá estos libros que te estoy regalando te sirvan, para comprender todo lo que aprendí de otros. Mientras tanto, Diviértete, porque (Como decía el filósofo Pangloss) todo está, que no puede estar mejor.
Eduardo N. Cordoví Hernández
Lawton, Ciudad de La Habana, Cuba
Mayo 31, 2022.
FIN
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