miércoles, 15 de septiembre de 2021

IV. PROBLEMÁTICA DE LA LIBERTAD MAL COMPRENDIDA

O EL PROBLEMA DE NO SER PERSONA

Eduardo N. Cordoví Hernández. Lawton, La Habana. Cuba.

1.- Las personas valientes que se atreven a manifestar su descontento, desaprobación o no reconocimiento del derecho a gobernar de cualquier figura de poder dentro de un gobierno o del gobierno mismo ¿Tendrían derecho a disminuir, a abuchear, a ofender a quienes no lo hicieron?

2.- Las personas quienes, aun estando en desacuerdo con un gobierno tiránico, decidieran no manifestarse, no señalarse, no tomar partido, abstenerse, no participar ¿Son cobardes? ¿Pueden ser tratados de forma despectiva, como seres de segunda categoría? ¿Pueden ser desprovistos de las conquistas que, una vez derrocado un sistema opresor, pudieran disfrutarse?

3 y 4.- Las personas que fueron simpatizantes, emocionalmente proclives a una dictadura, que de alguna manera colaboraron, recibieron estímulos, facilidades y reconocimientos del estado por sus actividades de apoyo ¡Siempre que no condujeran a delitos o circunstancias de perjuicio para otras personas! ¿Se les puede tratar con hostilidad, maltrato, disminución de los derechos civiles y que ordinariamente cualquier ciudadano merece y/o disfruta?

Por regla general, sentimos en cualquier caso, en todos los casos ¡En todos! no solo en este; que debemos responder ¡Siempre! sin ambigüedades, una de dos: Sí o No. Tal es el paradigma instalado por la cultura y la tradición a través de las instituciones de todo tipo, porque tal arquetipo se basa en el principio de la separación, de la exclusión, de la dualidad en que todo es diferente, y de acuerdo con este postulado las respuestas, para cada una de estas interrogantes, serían distintas; Sí, para unas y No, para otras. Sin embargo, y por extraño que parezca, un nuevo modelo se impondrá en el III milenio en que ya vivimos, es el arquetipo ecológico de la inclusión, de la relación y la interconexión, donde las respuestas, para cada una de estas preguntas, es la misma; en lugar de un (Sí) o un (No) por separado, será un (Sí y No) juntos la misma respuesta para todas o casi todas, para no sonar drásticamente absolutos.

1.- Las personas valientes que se atrevieran a manifestar su descontento, desaprobación o no reconocimiento del derecho a gobernar de cualquier figura de poder dentro de un gobierno o del gobierno mismo, Sí tendrían derecho a disminuir, a abuchear, a ofender a quienes no lo hicieron; por una razón sencilla: Son libres de hacerlo, nadie se los puede prohibir, porque es su derecho natural inalienable hacer lo que elijan libremente y, hacerlo, es algo que se encuentra dentro de las reales posibilidades probables de poder hacerse. No se trata de hacer una ley para impedir que lo hagan, porque si alguien deja de hacerlo por decreto, entonces no tiene gracia que la gente sea buena. El mérito está en que ¡A pesar de que puedas hacer daño! elijas no hacerlo; pero si elijes no hacerlo por miedo al castigo, quizás buscarías la manera de poder evadirlo. Además, no hacer daño por miedo al castigo puede ser un beneficio para alguien, pero ¿Qué mérito tendría?

Y, No tendrían derecho a disminuir, a abuchear, a ofender a quienes no lo hicieron, por otra razón sencilla: El reconocimiento de la libertad que tienen otras personas, para haber elegido otra cosa distinta a la que eligieron ellos, no les permitiría disminuir esa libertad, porque es exactamente lo que los otros hicieron respecto a ellos; los otros permitieron que ellos se manifestaran o al menos no lo impidieron, aunque hayan podido criticarlo. Pero la crítica con respeto, nunca ha ofendido a nadie.

2.- En el caso de las personas quienes aun estando en desacuerdo con un gobierno tiránico decidieran no manifestarse, no señalarse, no tomar partido, abstenerse, no participar ¿Son cobardes? El caso es bastante ambiguo, porque las personas pudieron no hacer todo lo que no hicieron ¡También! por muchas otras razones. Supongamos como hipótesis que sí lo son, en tal caso tendríamos que preguntar ¿Y qué importa eso? ¿A quién le importa si los demás son valientes o cobardes? ¿No será que alguien está necesitando el desempeño de los valientes y lo que molesta de la cobardía de otros es que no poder manipularlos? ¿No será que a veces hay que ser muy, muy valiente para ser cobarde? ¿Y si alguien elige ser cobarde, acaso no está ejerciendo su derecho de ser libre? ¿No será, ser cobarde: una rara forma de valentía? ¿Pueden ser tratados de forma despectiva, como seres de segunda categoría? Bueno yo contesto con otra pregunta ¿Alguien lo merece? ¿Pueden ser desprovistos de participar de las conquistas que, una vez derrocado un sistema opresor, pudieran disfrutarse? Y volvería a preguntar ¿Pero no eran esas las características propias de otra tiranía? ¿Es que acaso esta tiranía es menos repulsiva o más justa que la anterior? ¿Dejaría por eso de ser tiranía? Pero contestaré de todas formas a estas preguntas, solo que las contestaré en el siguiente párrafo donde comento el punto tres, ya que tiene la misma respuesta.

3.- Las personas que fueron simpatizantes, emocionalmente proclives a una dictadura ¿Se les puede tratar con hostilidad, maltrato, disminución de los derechos civiles que ordinariamente cualquier ciudadano merece y/o disfruta? ¿Pueden ser tratados así? Y la respuesta sería: ¡Pues claro que Sí! ¡Poder se puede! Si no se pudiera las personas no serían libres. Hay que terminar por comprender que lo que marca la diferencia, en todo momento es que es precisamente la putísima Libertad la que nos da la oportunidad de ser responsables de elegir cuándo vamos a ser civilizados, inteligentes, fraternos, comprensivos, amistosos, pacíficos y cuando vamos a ser todo lo contrario. No estoy hablando de justicia. La justicia es una masturbación mental, ya que no existe más que en la cabeza de la gente que se cree muy inteligente. La justicia no existe en la Naturaleza. La justicia es una ilusión, igual que lo son las fronteras geográficas de las naciones o los conceptos morales: hoy son y están y mañana pueden dejar de serlo, pues no son más que ideas, palabras, puntos referenciales sin basamento sólido, son solo palabras escritas que hoy son justicia y mañana puede que no; recuerde a María Antonieta a los treinta y siete años de edad, un día: reina de Francia y ¡Unos días más! una mujer sin cabeza.

No significa que considere innecesarias las leyes ni el concepto de justicia, pero tampoco más que eso.

Todo esto de tener o mantener cierta ojeriza con quien piensa diferente, con quien no coincide con nuestras opiniones o con quien habiendo estado alguna vez de acuerdo con nuestras ideas ¡Un buen día! deja de hacerlo, disiente o se cambia de bando; tiene que ver con nuestra creencia errónea de que somos iguales, cuando en realidad no lo somos. Creemos verdad, una mentira. Quien piensa distinto no es un enemigo, solo es otro que piensa diferente. Si creemos que la libertad es algo estupendo, y si ¡De verdad! queremos pensar que podamos ¡Ciertamente! ser todos iguales un poco en algo ¿Por qué no respetar que otro elija tener otra idea? El asunto, en realidad, parte del criterio egotista de querer que los demás se nos parezcan, porque decimos que amamos a la humanidad, y que somos amistosos, pero en verdad, no lo somos, lo que en realidad queremos, lo que amamos de veras en el otro es: ¡Al otro que en ellos! se nos parece; y es así, porque ese otro, nos dará gusto, sería nuestro doble. Ahora pregúntate: ¿Por qué alguien tendría que ser cómo tú o pensar cómo tú? Si amas a alguien quisieras que fuera libre, aunque su libertad no te incluyera. No encuentro una definición mejor, para explicar el amor. Si amas a los demás, para que te sirvan en plan de que seas feliz, te has convertido en un manipulador. Ahora piensa ¿Por qué otra persona tendría que ocuparse en hacerte feliz, siguiéndote en tu línea de pensamiento y acatando tus criterios; en lugar de hacerse feliz a sí misma, teniendo pensamientos y criterios propios? ¿Te parece justo eso? ¿No parece eso un tilín abusivo?

Amamos a nuestras ideas en los demás, pero ¡No! a ellos. El asunto de la civilización y el desarrollo moral, el asunto de la evolución y de la madurez emocional, el tema de si somos inteligentes o no es cuando nos vemos tal cual somos, cuando logramos ver que no somos tan buenos, ni tan nobles, ni tan justos, ni tan civilizados y morales como nos creemos. Todos tenemos un mundo sombrío, oscuro, en las tinieblas de una ignorancia obstinada y subconsciente, es el mundo que reúne toda nuestra problemática infantil irresuelta, todas las incongruencias y dudas de un ser de sesenta centímetros, desvalido dependiente, en medio de un mundo hostil de gigantes que lo saben y lo pueden todo. Todos somos en alguna medida un niño que no terminó de crecer emocionalmente, pero que ahora tiene cuerpo de persona adulta y no quiere reconocerse débil, ingenuo, torpe e ignorante.

Nunca existirán ciudadanos justos ni realmente libres si antes no existen personas individualmente maduras, individuos felices, personas que hayan hecho consciente la totalidad de su ser aceptando que tiene seguir viviendo con sus instintos animales a los cuales su estado adulto y el conocimiento de que es tan torpe y ruin como los demás, así como es tan digno de respeto como los demás. Esto es la esencia de lo que quiso decir Karl Jung cuando escribió estas ideas:

Pensar es dificil, es por eso que la mayoría de la gente prefiere juzgar.

Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad.

Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente dirigirá tu vida y tú lo llamarás destino.

La realidad del ciudadano medio en, vamos a decir: casi, cualquier país del planeta, pero mayoritariamente en los del tercer mundo, es la de exigir libertad de expresión cuando ni siquiera usa su libertad de pensamiento; porque tiene libertad de pensamiento, pero es esclavo de sus hábitos, creencias, prejuicios (a los cuales llama con error sus opiniones, ya que son los paradigmas impuestos por la cultura, la tradición, etcétera) como patrones inmovilizante de su conducta.

En cuanto a la libertad de expresión ya quedamos en que ¡Expresarse! Puede. Lo que tiene limitado es la amplitud y la calidad de la expresión; o sea, en cuanto a lo primero: puede escribir un libro, pero publicarlo le resultaría muy difícil y hasta imposible; puede hacer comentarios con sus amigos, pero no dar un discurso público en un parque y ¡Mucho menos! en la radio, etcétera. En cuanto a lo segundo: cantar loas al gobierno, aunque no sea tampoco tarea fácil, quizás consiga abrirle paso dentro de un sistema totalitario.

Al final, la mayoría no quiere ser libre, porque serlo implica ser responsable. Para ser responsable hay que pensar, pero es más fácil juzgar que pensar. Es más cómodo tener a quien poder echarle las culpas.

CONTINUARÁ PRÓXIMAMENTE…


V PROBLEMÁTICA DE LA LIBERTAD MAL COMPRENDIDA O EL PROBLEMA DE NO SER PERSONA Comentarios filosófico-psicológicos sobre la realidad político-social del mundo




lunes, 6 de septiembre de 2021

DE LA SERIE DE ARTÍCULOS: ASÍ ESCRIBÍ MIS LIBROS


CUENTOS DE OTRO MUNDO

 Por Eduardo N. Cordoví Hernández, Lawton, La Habana, verano del año 2021



Es mi único libro de cuentos.

Consta, actualmente, de tres partes principales; una Introducción o prólogo, que funciona como un relato más, donde se narra un fantástico origen del libro. El libro en sí mismo, formado por doce relatos y un Apéndice, formado por otros cuatro relatos, donde los relatos personificados o los protagonistas que en ellos intervienen; conversan con el autor.

En el texto principal, el personaje protagónico es un pueblo. Se trata de la historia humana vista desde la pespertiva de un reducido grupo social. En realidad, estos relatos me parecen muy emparentados con la poesía. Igual resultan mis más viejos textos y los que primero aplican, según mi criterio, como obras definitivas y no meros ejercicios de redacción. Lo escribí a principio de los años setenta del pasado siglo y lo releo y corrijo a veces hasta dos veces por año y siempre le encuentro algo que no está bien, sin embargo, es lo que considero mi mejor trabajo literario, aunque no mi mejor libro; porque no es más que un libro imaginativo, un libro producto de un esfuerzo, intencional, de decir algo velado, oculto, para que sea descubierto, y ya ¡Eso mismo! me parece una pretensión de querer decir algo importante, una pose o la creencia de tener algo que decir a unos y no a otros. Mis mejores libros son los más útiles ¡Útiles, para mí! aquellos donde me explico a mí mismo algo que aprendí, y escribo como resumen, para demostarme que lo asimilé, que lo comprendo y que puedo estar de acuerdo. Luego si alguien lo lee y le sirve, pues resulta un asunto accidental y ¡Me alegra! aunque solo sirva para que se dé cuenta de cuán tonto pudo ser el autor (yo).

Tengo el video de una entrevista a Jorge Luis Borges, donde refiere que durante una conversación le preguntaba a Alfonso Reyes: ¿Por qué publicamos? Y éste le contestó: Para no pasarnos la vida corrigiendo los mismos manuscritos.

Quiero relatar una anécdota sobre este libro. Tal, bien pudiera tener como título: X, Y, Z, en un cierto interés de generar una expectativa, pues el primer impulso nos lleva hacia otro sitio, digamos tan matemático como los ejes de coodenadas cartesianas para la representación del espacio; pero no ¿Acaso incognitas? Bueno, sí, pero no en plural, pues se trata de una incógnita y dejémoslo ahí, hasta tanto…

Este libro lo comencé a escribir a mediados del año 1973 y estuve añadiéndole cuentos durante casi veinte años, en 1993, ya había publicado mi libro Bebidas notables en la Editorial Oriente de Santiago de Cuba, obra que aunque tiene algo de anédotas, curiosidades, datos y opinión,  no llega a ser un ensayo y ni siquiera un texto que cualquier escritor pueda llamar literario a pesar de no ser tampoco un texto técnico y, ya con cuarenta y tres años de edad, tenía yo ganas de publicar un libro de más propiedad literaria. El caso es que pensé en armar un libro de cuentos con todos los que tenía más algunos relatos más, a fin de presentar algo con más cuerpo, como para como presentar un libro y no un simple folleto. Ahí intercalé algunos que no tenían nada que ver ni entre sí y mucho menos con la mayoría que formaba la historia mayor que vengo tratando.

Vino entonces el gran problema de titular a aquel mounstruo que se parecía más a Frankestein que a otra cosa. Me gustaba como título El camino de los pinos, por ser frase que se repite ocho veces en el libro haciendo referencia a la entrada o salida del pueblo y lugar relacionado con todas las incidencias que narran, pero tenía el asunto de los cuentos intercalados como relleno que nada tenían que ver con ese rollo. Con la ideal de tratar de ser o al menos aparentar ser original y asistido ya de la firme convicción de serlo, por el simple hecho de que desde niño por ser zurdo ya me sentía ser un bicho raro entre tanta gente diestra, decidí titularlo bajo el rótulo de Cuentos eduardianos y, con la mayor frescura, armé mis cuartillas en un legajo y me fui a la Editorial Unión, la cual radicaba en El Vedado, en la sede de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC. Allí me lo recibieron y me informaron que, más o menos, en un mes me daban noticias sobre su aceptación o no, para ser publicado y me daban un papelito con la fecha de recogida y un númerito bajo el título de mi libro.

No tengo que contar como pasé ese mes; aunque, para esa fecha ya estaba curado de espantos o más o menos, pues tampoco era tan pesimista que me la pasara todo el tiempo pensando en molinos de viento ni tan optimista creyendo que los caminos fueran perfumados, mullidos y coloreados con pétalos de rosas, pero al fin y al cabo vivimos en un mundo mágico donde la suerte es loca y a cualquiera le toca.

Al término me presenté en busca de la respuesta. Allí, la persona que me atendió me dijo que la obra había sido rechazada, pero… dado el dictámen elaborado por el lector especializado que realizó la evaluación, yo debía considerar hacerle algunos cambios al trabajo. Para ello, me dijo, que iba a dejarme leer el informe, algo que estaba ¡Absolutamente prohibido! Para evitar reclamaciones obvias, pero dado el caso era razonable que así lo hiciera. En efecto, me extendió una hoja de papel mecanografiada, la cual decía aproximadamente lo que sigue: Eduardo Cordoví Hernández, es un autor desconocido que tiene una forma de narrar nada frecuente en la literatura cubana, por lo que debe ser seguido. Tal como aparece no es publicable a menos que cambie el título, los cuentos (escribía los títulos de cuatro de los más extensos) los cuales no tienen unidad con el resto y los sutituya por otros que sigan la misma línea o considere la posibilidad de incluir ilustraciones que recreen escenas de la narración o paisajes del la misma, para ampliar la cantidad de páginas. También mencionaba algo de algunos giros que según su parecer eran propios del alemán y no del español, algo con lo que yo no estaba de acuerdo pues no tengo la menor idea sobre la lengua germana. Y firmaba X, Y, Z; para ocultar su identidad.

El individuo que me atendía me devolvió mi legajo y me dijo: Arregla eso y vuelve a traerlo lo más pronto que puedas. Y salí de allí tan contento como si me hubieran aceptado el libro, de hecho no era totalmente un rechazo.

En resumen, no me dolía cambiar el título; estaba de acuerdo con quitar los cuentos que citaba, con los giros germánicos no las tenía todas, pero si era el precio a pagar por que me publicaran pues ¡Santa Palabra! en cuanto a incluir dibujos no me hacía gracia, me daba idea de librito para niños y ¡Aunque no tengo nada contra la literatura infantil! tampoco quería parecer lo que no era. Ya el asunto de reescribir otros cuentos era otro cantar. Pero yo ¡Qué no escribía más que un cuento o dos por año! Escribí cinco en menos de una semana. De ahí salieron los cuatro que forman el Apéndice y la Introducción, la cual me dio pie para el nuevo título, que es el actual.

A la semana siguiente realicé la entrega en el mismo lugar. Estaba el mismo señor quien con una sonrisa afable me extendió un papelito para la recogida y me dijo lo mismo de la vez anterior: Vuelva en un mes.

Y pasó el tiempo y pasó, un águila por el mar…

Y allí estaba nuevamente, yo extendiendo mi recibito de reclamo de obra, no estaba esa vez el mismo individuo, sino una muchacha. Me entregó el manuscrito en un sobre y me dijo: Lo siento fue rechazado.

No sentí nada, fue raro. Tomé sobre, dije: Gracias, y me fui.

Cuando llegué a mi casa. Saqué el manuscrito y me puse a leer, una vez más después de de tantas veces durante veinte años. Leí la Introducción, y pensando hacerme un café para continuar leyendo, al ponerlo sobre la mesa cayó una hoja de papel suelta, que me llamó la atención, la tomé y ¡Oh, sorpresa! Era el dictámen del lector especializado que realizaba la evaluación, solo que esta vez era otro pues la firma no eran mayúsculas escritas a máquina sino un garabato a mano, decía así: Es un libro de cuentos que ni siquiera son cuentos. Apenas hay diálogos. Son como apuntes para cuentos que no llegan a cuajar. Es increíble que se acepten este tipo de obras en esta editorial. Por supuesto, no recomiendo su publicación.

Pensé un poco en lo ¡Absolutamente prohibido! que tanto estaba que los autores leyeran los informes de las lecturas especializadas, pero supongo que la muchacha olvidara sacar la nota. Esas cosas pasan. En fin, el tiempo volvió a pasar y al cabo de algunos años más, unos diecisiete, en el año 2010, cansado ya de tener mis libros guardados en gavetas sin encontrar ninguna editorial interesada en publicarlos, decidí ponerlos gratis en internet y descubrí Freeditorial.com un consorcio norteamericano que publica gratis y para descargar gratis, en español y otras lenguas, todos los libros que quieras; solo teniendo una dirección de correo electrónico y que la obra resista unos stándares mínimos de redacción. Con lo que terminé colocando allí todos mis libros hasta principios del año 2020 que decidí retirarlos, porque también se cansa uno de ser tan regalón.


domingo, 5 de septiembre de 2021

III. PROBLEMÁTICA DE LA LIBERTAD MAL COMPRENDIDA


O EL PROBLEMA DE NO SER PERSONA

Eduardo N. Cordoví Hernández. Lawton, La Habana. Cuba.


La palabra libertad es una de esas palabras mágicas, como por ejemplo democracia, las cuales a todos los gobiernos les encanta atribuirse sus significados y ostentarlas en sus estandartes. Pero ¡Déjame decirte! que apenas consientes o aceptas ser un ciudadano, es decir ser gobernado por un estado, y esa preciada libertad natural que más arriba he comentado has dejado de disfrutarla, porque en primer lugar cuando le concedes al gobierno que te cuide, dejas de ser libre, porque debes cumplir la ley de defender la patria y engrosar las filas del ejército contigo y con tus hijos en edad militar, así que no eres tan libre ni estás tan seguro como piensas ¡No se trata de que no vayas a la guerra! Si quieres ir a una guerra ¡Perfecto! Pero que no sea porque haya una ley para eso, que no sea porque si no vas ¡Vas preso! Si eres libre de verdad, vas si quieres y si no quieres no vas y que no pase nada.

Porque ¡Mira! Con todo este asunto de la libertad hay mucho truco. Un gran truco para decirte que eres libres sin que lo seas, porque te sentirás satisfecho y hasta agradecido de que te manipulen: es cuando eres libre pero no lo sabes, te hipnotizan, te duermen, te roban la voluntad y te llevan y traen con la historia de un cuento chino que nunca estuvo en Asia, ese cuento, es una historia que tiene varios nombres, uno de ellos es: defender la patria, los derechos o las conquistas que hemos alcanzado, los principios, el deber patriótico o una supuesta libertad que te dicen que disfrutas o el futuro de tus nietos… cuando lo que en realidad defiendes es el bienestar y los intereses de algunas familias de banqueros judíos (Es un hecho, nada que ver con ideas anti sionistas) de magnates industriales, de las familias de las antiguas noblezas europeas, de altos jefes militares y jefes de estado a nivel global. Yendo al detalle en nuestros países del tercer mundo, se trataría de las cúpulas del poder político, en contubernio o no, con sus homólogos del primer mundo.

Recuerda ¡Siempre! que la guerra ¡Aparte de ser el negocio más lucrativo del mundo! Es un lugar al cual varios viejos (Quienes a veces se visitan y reúnen a menudo, para conversar) envían, para que se maten entre ellos, a miles de jóvenes que no se conocen entre sí; y ¡Todo! en nombre de la libertad y la justicia. (Texto cuya idea es de un autor que no conozco).

Un tanto similar ocurre con tus propiedades o con tu dinero; un buen día vienen y te dicen que ahí, en el patio de tu casa, quieren hacer cualquier cosa, para el beneficio de la nación y te mudan para donde el diablo dio las tres voces y te quitan las comodidades que tenías, para complacer al estado, en fin. Son cosas que debes tener bien claras, porque ser libre no es tan tan así como te imaginas; aunque el estado, el gobierno o el rey te digan o te creas, que gozas de libertad. Los ciudadanos sólo tienen libertad civil y política, no la inalienable libertad natural con la que todos nacen ¡Esa! los gobiernos no nos la quitan con sus leyes porque no pueden quitártelo de otro modo, pero sí le ponen un precio por las nubes. No nos la quitan, ocurre algo peor, de lo que ni los mismos gobiernos tienen ya ni siquiera recuerdo, pero eso lo comentaré en un próximo artículo, que titularé, El sueño de no ser libre.

Esos derechos inalienables fueron expuestos por primera vez por Thomas Jefferson en La Declaración de Independencia de los Estados Unidos del año 1776, pero no se contemplan en la Constitución de ése, ni en la de ningún otro país. Se trata de dos documentos diferentes, quizás esta sea una de las causas del asesinato de Lincoln, quien juró su presidencia sobre la Declaración de Independencia de Jefferson, la cual había quedado olvidada por los quince presidentes anteriores, incluyendo al propio Jefferson, que fue el segundo de ellos.

Es sencillo, ser libre no es hacer lo que se quiera. Es poder hacer lo que es posible dentro de las circunstancias probables, posibles… Si tienes el pelo rubio y te gustaría tenerlo negro, aunque te apliques el mejor tinte del mundo mundial, solo lo tendrás negro por poco tiempo, pues siempre te seguirá creciendo rubio; la diferencia es que, en este caso, el riesgo a contravenir la realidad es de un resultado leve. ¡Señor! Entienda que las circunstancias probables, posibles… que constituyen la realidad en el sistema de cosas en que vive el disidente del ejemplo, provocan que el resultado conseguido sea la norma; tal como en el caso de quien salte por la ventana de cualquier piso, se impacte contra el suelo, sin que nadie se sorprenda por eso, y si ¡Alguien se alarma! por semejante acontecimiento es porque es tonto o se hace el tonto debido a algo que se trae entre manos.

Cuando un gobierno tiránico legisla, a su favor y conveniencia, leyes que aseguran su permanencia; no limita la libertad de sus ciudadanos, solo le aumenta el precio a la libertad, de ahí se comprende por qué Jean Paul Sartre, al inicio de su obra, La república del silencio, escribiera: Nunca fuimos más libres que bajo la ocupación nazi.

De modo que, cuando un disidente es detenido, perseguido, maltratado y/o preso por un gobierno tiránico opresor, y dice que por eso: No es libre, lo que dice no es cierto, aunque no mienta conscientemente. Tan solo habla sobre la libertad, sin saber de qué se trata. Solo No sería libre, si se viera imposibilitada su manifestación; porque, como dijera el escritor mexicano, Premio Nobel de Literatura en el año 1990, Octavio Paz, La libertad es el instante mágico que media en la decisión de elegir entre dos monosílabos: sí y no. Y en este caso el disidente, eligió.

Veamos las posibilidades numeradas y analicémoslas una vez más y preguntémonos: 

¿Qué responderíamos a estas interrogantes finales: Sí o No?

CONTINUARÁ PRÓXIMAMENTE…



IV PROBLEMÁTICA DE LA LIBERTAD MAL COMPRENDIDA O EL PROBLEMA DE NO SER PERSONA Comentarios filosófico-psicológicos sobre la realidad político-social del mundo




sábado, 28 de agosto de 2021

II. PROBLEMÁTICA DE LA LIBERTAD MAL COMPRENDIDA O EL PROBLEMA DE NO SER PERSONA


Eduardo N. Cordoví Hernández. Lawton, La Habana. Cuba.

Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio está nuestro poder para elegir nuestra respuesta.

En nuestra respuesta yace nuestro crecimiento y nuestra libertad.

Víctor Frankl (1905-1997).


Psiquiatra judío sobreviviente de los campos de concentración nazis.

Su libro, El hombre en busca de sentido, está considerado por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, como uno de los diez libros más influyentes del siglo XX.


Después de haber visto los tres grupos mayoritarios de personas a reaccionar ante un evento civil cualquiera tenemos tres posibles elecciones ¡Así de simple! Adjetivarlas, ponerles color, aplaudir una y abuchear las demás, son otras elecciones acerca de tales elecciones; pero, en su esencia última, todas son decisiones que expresan el ejercicio de la libertad que se tiene y, por tanto, todas son reacciones diferentes ante cierto estímulo ¡No más que eso! y tan respetables como otras cualquieras. Que, usted, no lo acepte así, también constituye una libre elección de su parte. Las elecciones que tomamos no nos hacen ni mejores ni peores en el sentido más estricto.

Por otra parte, como es lógico, un gobierno tiránico, como cualquier otra entidad viva, lo único que hace es defenderse, aferrarse a la existencia y, en el rigor científico, ya biológico o jurídico, le asiste o al menos le acompaña un mínimo de razón a querer seguir viviendo; que sea eso egotismo, egocentrismo, aberración o injusto, son ya otros veinte pesos y tema para otro discurso. No defiendo ni promuevo gobiernos tiránicos, ni a sectores específicos de opinión; solo estoy elaborando algunas ideas, para explicarme al mundo en que vivo. Puedo entender que tal entidad de poder deba ser cambiada, modificada, eliminada, etcétera, pero debo partir desde lo que es y no desde lo que debía ser, porque lo que es, existe, lo que debía; no. Y no es inteligente marchar hacia ese lugar todavía ausente de lo que debe ser con un proyecto imagen del anterior o algo más diferente, pero no suficientemente meditado o sujeto a la inspiración o la improvisación.

En el estado de cosas de un momento teórico representativo de la realidad, la existencia de un gobierno tiránico existe con una cierta autoridad, al menos se encuentra en ejercicio del poder y lo usa en propiedad del poder que ostenta, no valoramos en este juicio si el hecho de esta realidad sea justa o no, ni significa asentimiento ni aceptación del hecho. Y el hecho de si el poder que sustenta, lo ejerce o lo aplica en función de su seguridad como entidad jurídica, política o de simple poder, es algo que SIEMPRE debió haber sido previsto y nunca lo fue, y si estuvo fue violado, y si se obvió durante el proceso legislativo de la carta magna o constitución, primera ley o como se llame, es algo que es lugar común desde que los seres humanos de mayor fuerza, cantidad de dinero, más listos o lo que sea, se las arreglaron para gobernar, con imposición o no, a otros, algo que se pierde en la espesura de las lejanas edades; por lo que con tan larga experiencia como antecedente, poco espacio de confianza queda, para abrigar esperanzas de que una vez derrocado cualquier supuesto gobierno tiránico, sea instaurado otro que enrumbe hacia un destino diferente. Lo cual, en alguna medida, es lo que hace que aparezcan las personas que aplican para el segundo grupo.

Quiero hacer notar, hacer ver, comunicar unas reflexiones más sobre este tema.

Desde estos tres presupuestos, me parece que aquellas personas que ¡Por no comulgar con estas ideas! consideren que está bien referirse a las personas de este segundo grupo, en forma peyorativa aplicándoles calificativos, referencias o ideas definitorias de cobardes o creándoles una relación arbitraria de conexión con ideales pro tiránicos u otros giros semejantes, todo lo que hacen es intentar manipular o crear presión sobre las libres decisiones de los otros, algo que ya ¡En principio! se encuentra opuesto a las ideas que intentan defender. Esto es peligroso, porque lleva en sí el germen de la obstinación tiránica de creer que se tiene razón o que pueda existir alguna razón mejor que cualquier otra.

Muchas veces la forma de invocar la justicia con la óptima intención, se parece al crimen, y ¡hasta lo ejecuta! (Ha pasado más de una vez).

Así que, la máxima expresión de la libertad es el respeto por la forma en que ¡Cada quién! Decide cómo va a hacer ejercicio de la que dispone, siempre que no entre en contradicción o perjuicio con la libertad ajena, ya que, como dijera el benemérito de las Américas, el mexicano Benito Juárez…el respeto al derecho ajeno, es la paz.

Esto tiene una razón natural y súper lógica, tu libertad (Sí la tuya, quien estás leyendo) no tuviste que conquistarla, nadie te la dio y nadie puede ni podrá quitártela, no tienes que morir por ella, solo tienes que vivir usándola porque ¡Naciste con ella! Y porque tu libertad es para que seas responsable ¡No para que estés contento! Ser libre es una carga a llevar no un beneficio que se disfrute. Ser libre es mucho más complejo de lo que la mayoría piensa, y ¡En el mayor de los casos! las personas piensan que es mejor que otro piense por uno, para luego tener a quien culpar.

 Un individuo libre es un individuo autosuficiente. Un individuo que sabe y reconoce que no sabe ¡Nada de nada! y que a cada momento elige, esto o lo otro, voy o no voy, y sabe que nunca sabe qué rayos podrá pasar, sabe que apenas tiene un cincuenta por ciento de posibilidades de que, las cosas, salgan como le convienen o como quisiera o le gustaría, pero ¡Así y todo! se arriesga y si le sale mal no se queja y, si no se arriesga, sabe que perdió la posibilidad de haber logrado algo, pero no sufre por eso. Esta es la fotografía ¡En pelotas! de una persona libre. Ser libre es una decisión personal, íntima y secreta, la libertad no te la tiene que dar ninguna persona y mucho menos un gobierno. Un gobierno a lo sumo lo más que puede hacer es crear más posibilidades de elección o restringir esas posibilidades. No perdamos de vista eso; morimos o peleamos por tener más opciones para usar la libertad que ya tenemos, no para ser libres pues libres, ya somos, a menos que no lo hayamos decidido nosotros mismos solos, antes y siempre que no estemos atados.

Hemos nacido inculcados en la idea de que todos somos iguales; sin embargo, vivimos en contrapunteo con la idea opuesta, ya que hay dos grandes grupos: el de los Ganadores y el de los Perdedores, siendo el gran propósito del entorno de la vida social civilizada, luchar por ganar un puesto en el primero.

De tal manera, se ve bien afiliarse a subgrupos, religiones, asociaciones, sectas (no importa si son satánicas) clubes, lobbies o cualquier otra institución, ya sea paralela, registrada, privada o clandestina que nos una con personas dispuestas y empeñadas por las mismas causas.

Así, con esta bendición o herramienta cultural, entramos al juego usando la libertad con el paradigma de creer en los compromisos de lealtad, los juramentos, las iniciaciones, los ritos y de medir a los otros con la vara de la traición. Quien no piensa como nosotros nos traiciona de alguna manera, mucho más si alguna vez coincidimos en algo, jugamos pelota juntos o juntos gritamos ¡Goal! Viendo un partido de fútbol y ¡Más aún! si votamos por el mismo partido en las elecciones y después de todo eso ¡Un buen día! ya no le vas más al Barsa, pierdes tu afecto por la izquierda o ¡Por la derecha! o decides salir del clóset.

Pero no queda en esto. Hay algo mucho más tétrico todavía; porque puede ser muy emotivo y hasta eufórico, andar por las calles gritando a voz en cuello ¡Viva la libertad! O simplemente ¡Libertad, libertad, libertad! Y que te quedes sin conocer como es la historia completa.


CONTINUARÁ PRÓXIMAMENTE…

III PROBLEMÁTICA DE LA LIBERTAD MAL COMPRENDIDA O EL PROBLEMA DE NO SER PERSONA Comentarios filosófico-psicológicos sobre la realidad político-social del mundo




miércoles, 25 de agosto de 2021

I. PROBLEMÁTICA DE LA LIBERTAD MAL COMPRENDIDA

 

O EL PROBLEMA DE NO SER PERSONA

Eduardo N. Cordoví Hernández. Lawton, La Habana. Cuba.

la mente humana es un generador de engaños, no una ventana a la verdad.Scott Adams (1952 - …).

Norteamericano, Licenciado en Ciencias Económicas, U. de California. Dibujante, creador de la tira cómica Dilbert de crítica mordaz sobre el burocratismo, publicada en 1200 diarios del planeta, dando lugar a una serie animada de TV, juguetes, helados y varios libros.

Hay muchos conceptos que estan mal comprendidos, no solo en Cuba, así que no es un problema cubano. Se trata de un problema del desarrollo de la sociedad humana en este planeta.

Si el ser humano como individuo tiene memoria para ir recogiendo su pasado e ir proyectándose hacia el futuro, la sociedad tiene ¡Para lo mismo! a la cultura. La cultura es la sedimentación de todo el hacer de los individuos que forman la sociedad; son los estratos del folklor, de la historia, de las costumbres y tradiciones, de los inventos tecnológicos y sus renovaciones; por aplicación práctica de las actualizaciones teóricas.

Visto así, las ciencias o ¡la Ciencia! es una parte importante de la cultura, ya que es la yema terminal por donde ¡La cultura! crece.

La Filología, la Lingüística, la Epistemología, la Etimología ¡Entre otras categorías! como ciencias independientes, como ramas de la Filosofía o como simples disciplinas académicas, establecen paradigmas de pensamiento durante largos periodos, hasta que la simple evolución de los idiomas, de acuerdo a las necesidades humanas y sus circunstancia, los quebranten.

La entrada al III milenio conlleva un cambio de mentalidad. Es innegable que estamos asistiendo a un momento histórico de cambio, de punto de inflexión, dadas las tan novedosas modalidades de presentarse la existencia de todo lo que conocemos.

No se puede seguir midiendo la vida con los mismos patrones que usamos desde hace ya mucho tiempo. A pesar de haber empleado en forma respectiva herramientas sociales o condiciones naturales como la democracia y/o la libertad ¡Desde hace siglos! todavía seguimos sin conocer y ¡Sin usar apropiadamente! sus valores; a pesar, repito, de luchar y hasta de morir por ellos, en vano, durante milenios, con todo el atrevimiento y probable desacierto que pueda entrañar esta idea en sus detalles.

Los mismos que se levantan como líderes, no tienen una idea clara de qué son la libertad ni la democracia, por solo continuar citando un par de objetos de atención fundamentales. Es necesario que los grupos de cambio y los propios líderes, a riesgo de perder los liderazgos, muestren que la única forma ¡De momento! para llegar a cambios estables es que cada quien sea su propio líder. (Sí, quizás alguien aquí ya adivinó una gota de anarquismo, pero eso lo veremos en un artículo aparte).

Pero que suceda algo como eso es un tanto imposible, porque entra en el supuesto de que el mundo ¡En su naturaleza! esté mal, algo que no es cierto, porque el mundo está ¡cómo está! debido a ciertas circunstancias que no son esenciales. Y, si las personas ya tienen cierta madurez, para comprender el real conocimiento de las palabras y formalizar nuevos paradigmas, lo único que hay que hacer es divulgar ese conocimiento, que lo demás viene solo.

La época de las guerras, las batallas, los asaltos, las rebeliones, las revoluciones, los mítines, las ofensas, las expresiones de violencia y las exigencias, son formulaciones y modismos que no están a tono con nuestro estado actual de conocimiento. No significa que critique ni que niegue su derecho ¡El de usted! a considerar otra cosa.

Las personas tienen que aprender que ¡Ser libre! tiene un precio, pero ¡Antes de eso! tienen que saber que ¡Ya son libres! y que ¡Lo que la mayoría piensa que es: NO SER LIBRE! solo significa: ¡Que, usted! no quiere pagar el precio.

Ningún gobierno, ni siquiera ¡El más teóricamente despótico posible! es capaz de impedir la expresión de voluntad alguna, a menos que, usted, esté atado. Pero, siempre que no se encuentre atado, uno es libre.

El gobierno más tiránico solo puede legislar a priori y sancionar a posteriori, pero nunca impedir la libre expresión de ninguna persona. Tal expresión puede ser legislada a conveniencia como delito y ¡Caso de hacerse manifiesta! sancionar al ejecutor, pero la expresión no puede ser evitada, solo puede ser reprimida después que se ejecute la expresión de libertad considerada delito, contravención, infracción, etcétera; como un intento desesperado, para evitar que se repita, y que ¡Por supuesto! no puede.

El estado dictando las más drásticas leyes, no puede ni siquiera evitar que los ladrones roben, la policía como cuerpo represor no puede impedir que el ladrón robe, porque el ladrón soborna al policía, se oculta, espera la oportunidad, estudia, se documenta, aplica la tecnología moderna, la ciencia, busca secuaces, planes B, vías de escape, pero termina robando. Siempre habrá un robo consumado en los diarios. El policía no puede evitar que el ladrón robe. Quien mejor podría evitarlo es el herrero que hace la reja, o el cerrajero que hace la caja fuerte y ¡Ni siquiera lo logran! El robo es parte de la realidad objetiva desde que el mundo es mundo y seguirá así hasta el fin de los siglos. Pero eso es ya otra historia.

Esto nos lleva a considerar tres posibilidades a saber. Siempre van a existir:

1.- Personas resueltas, atrevidas o arriesgadas, llamémoslas ¡Valientes! que por serles conveniente, por gusto simple o por los principios que sean, tendrán a bien manifestarse de alguna manera que pueda contravenir lo que un gobierno tiránico considere: no lícito o conveniente para su seguridad, estabilidad o lo que sea y ¡De este modo! estas personas recibirán sanciones, castigos, maltratos, etcétera, pero tal no es más que resultado de una legalidad sesgada que ¡No puede impedir! la manifestación libertaria, ya que ¡El concepto de libertad! no implica que alguien pueda hacer todo lo que quiera; porque eso ¡No lo puede! Usted, puede querer salir volando de forma natural al saltar por la ventana de un décimo piso; pero solo se queda en saltar por ella. Volar de forma natural, se lo impide la realidad de no ser un ave. Pero, si así y todo se arriesga y salta… recibirá castigo (¡Es un decir! pues, de hecho, castigo no es; sino solo un fuerte impacto contra el suelo) y ¡Si queda vivo! no puede decir que no fue libre. Es el mismo caso del disidente maltratado por una tiranía política en cualquier parte del mundo.

2.-Existen también otras personas que no son resueltas, atrevidas ni arriesgadas, llamémoslas conservadoras y, si quieres que seamos un tilín peyorativos o quizás realistas llamémoslas ¡Cobardes! Ellas tendrán a bien no manifestarse de ninguna manera que pueda contravenir lo que un gobierno tiránico considere no lícito o conveniente para su seguridad, estabilidad o lo que sea y, de este modo, estas personas no recibirán sanciones, castigos, ni maltratos, etcétera, pero tal no es más que el haber hecho uso de su libertad, de la misma manera que los arriesgados o valientes ejercitaron la suya orientándola en otro sentido al elegir otra forma más dinámica de reaccionar.

3.- Existirán también personas que, sin formar parte de tal gobierno e incluso teniendo consciencia de las debilidades, errores, injusticias, equivocaciones, excesos, etcétera, que un gobierno semejante pudiera presentar; continuarán siendo emocionalmente proclives a manifestarle apoyo moral, simpatía y hasta, de alguna manera, dejarse manipular, a fin de demostrar su aceptación y reconocerle autoridad.


                                                                                                                                                                                                                            CONTINUARÁ PRÓXIMAMENTE…

 II PROBLEMÁTICA DE LA LIBERTAD MAL COMPRENDIDA O EL PROBLEMA DE NO SER PERSONA

Comentarios filosófico-psicológicos sobre la realidad político-social del mundo




lunes, 23 de agosto de 2021

UNA BREVE HISTORIA DE ¡TAMBIÉN! TU VIDA

 

 Eduardo N. Cordoví Hernández

Capítulo II de mi libro, Relato sobre una persona extraordinaria.

 Entre nosotros y la realidad existen varios velos que nos limitan apreciarla dejándonos ¡Apenas! un distorsionado remedo, cuando no nos impiden verla en absoluto. El reconocimiento de lo que llamamos realidad depende de la sensibilidad y calidad de nuestros sensores para detectarla. El ojo humano solo capta el espectro luminoso dentro de un rango de vibraciones que están entre el ultravioleta y el infrarrojo o sea entre las oscilaciones de onda entre 400 y 750 nanómetros, respectivamente; de modo que no puede detectar las vibraciones del ultravioleta ni ninguna otra menor, tales como rayos X, gamma, cósmicos, etcétera; ni el infrarrojo ni ninguna otra mayor, tales como las ondas de radar, de radio y otras. De igual forma, sucede con el espectro audible: el oído humano solo registra vibraciones sonoras entre los veinte hertz y los veinte kilohertzios, es sordo para oscilaciones menores que la primera o mayores que la segunda. Así, las serpientes, por ejemplo, pueden ver el infrarrojo; por lo que el mundo objetivo para ellas es muy diferente del que podemos apreciar los humanos o del que logra percibir una abeja, la cual está capacitada para ver el ultravioleta. Las palomas se orientan por medio del campo magnético de la Tierra; los delfines, las ballenas, los murciélagos y algunas otras aves, por el eco-localización; los ojos de los camaleones, por otra parte, pivotean sobre ejes diferentes, sería dificilísimo poder explicar, ópticamente, como aprecia, este reptil, una habitación desde cualquier ángulo en que se encuentre en ella. Con esto quiero hacer notar que no todos los inquilinos del planeta vemos, oímos o sentimos lo mismo, o sea no tenemos el mismo contacto cognoscitivo con la realidad circundante.

Aún funcionando bien, nuestros sentidos nos engañan, porque sentimos que la Tierra es plana, aunque sepamos que es un esferoide desde hace mucho tiempo; y porque, estando quietos en una silla, nos hacen sentir inmovilidad ¡Sin embargo! la Tierra rota sobre su eje en todo momento y se desplaza, en su órbita alrededor del sol, a una velocidad de treinta kilómetros por segundo… además de girar, junto con el sistema solar, alrededor del centro de la Vía Láctea desde la periferia de uno de sus brazos espirales a una velocidad enorme…

Desde otro punto de vista, aparte de la sensibilidad de nuestros sentidos físicos, tenemos la distorsión de nuestro nivel de información. Quienes tienen menos conocimientos, información, cultura; tienen menos acceso a todo y están en desventaja para comprender el mundo y sus circunstancias de vida, con respecto a alguien con un mínimo de recursos… bastaría cierta cantidad de información de geografía o historia, etcétera y/o herramientas intelectuales como operaciones matemáticas o fórmulas de cálculo de Física para mejorar su interpretación de lo llamado: realidad. También, nuestros estados de ánimo pueden hacernos tener ideas sobre los eventos acaecidos en nuestro entorno y lograr que tomemos decisiones erróneas de las cuales, más tarde, nos podemos arrepentir. La ira es un estado de locura temporal con el cual podemos destruirnos y destruir nuestras relaciones interpersonales y hasta objetos materiales propios y/o ajenos, con toda la trascendencia legal que eso puede conllevar; tal como estar triste por una situación tan normal como la pérdida de un ser querido ya sea porque haya muerto o por un divorcio o un largo viaje, etcétera pueden acarrearnos todos los síntomas de un estado depresivo agudo, con el cual perdemos la capacidad de tomar decisiones más o menos responsables y participar de forma activa de la alegría de vivir, al decir dlos franceses. Igual interpretamos la realidad de acuerdo a un esquema aprendido. Por ejemplo, la noción de arriba y abajo, horizontalidad o verticalidad, etcétera son relativas a puntos de referencia establecidos de forma arbitraria; tal como los conceptos de belleza o fealdad, de lo correcto o no, de lo moral o inmoral y no voy a poner ni un solo ejemplo, pero sí dejar alguna pauta para ver por dónde vamos: en los años sesenta hacerse tatuajes era asunto de presidiarios y marineros; pronto será raro ¡Creo ya lo es! encontrar alguien sin uno. Vean fotos de personas en las playas en los años treinta… y ni qué hablar de ciertas comidas típicas ¡Actuales! En algunos lugares del planeta o sociedades es costumbre que una mujer tenga varios esposos. Con esto, la realidad ¡También! puede ser una cierta hipnosis colectiva, inducida por la civilización, y en la cual participamos de forma consciente o no.

Un mínimo de observación nos lleva a ver que hemos sido educados desde pequeños para volvernos celosos, egotistas, vanidosos, desconfiados, mentirosos… Los juegos infantiles si no fueron diseñados para estimular la competitividad, entiéndase esforzarse en ganarle a otro, en ser mejor que los demás, al menos ¡Eso! es lo que consiguen, y vemos cómo no solo el juego sino ¡Toda la sociedad! conspira y participa de forma activa para enaltecer, reconocer y retribuir al ganador y señalar de forma peyorativa, burlesca e/o irónica, a veces no tal velada, a los perdedores. Esto instala en los niños la siguiente idea: lo pensado por los demás es más importante que lo pensado por ellos mismos, la idea de actuar en función de un estereotipo que es el esperado por el resto y, con lo cual, serán aceptados. Instala, además, algo para invalidar, detener y terminar de borrar la capacidad creativa. Instala, asimismo, la noción de que ser agresivo es lo correcto y quienes no piensan como nosotros están equivocados y por tanto debemos situarlos en el bando contrario, al cual debemos vencer de algún modo o a todo coste. Desde mucho tiempo son populares los juguetes bélicos o deportivos, los cuales estacionan los criterios de la separación en bandos oponentes y que los conflictos se solucionan por medios agresivos como el enfrentamiento y la lucha. Luego, los medios de difusión hacen lo suyo para mantener estos hábitos emocionales como reflejos condicionados por medio de imágenes, slogans, spots musicales… para mantenerte atado a una marca comercial o para hacerte creer que si consumes aquello que usa o come o toma el goleador de turno, se te trasladan sus aptitudes… y terminas andando por ahí en busca de la camiseta con el número de tu ídolo, con lo cual llenas la vacuidad de ti mismo, gastas dinero en objetos innecesarios o solo útiles como fijadores de ciertas ideas, o como agentes para reforzar el estado hipnótico general.

Voy a develarte algunos detalles acerca de la hipnosis. Quienes no han leído lo suficiente sobre el particular piensan que la hipnosis es un sueño inducido, un artificio, lo cual es cierto, pero no es toda la verdad. Tiene niveles, gradaciones y puedes andar por la calle y realizar actividades estando hipnotizado. Tampoco es necesario formar un espectáculo truculento con péndulos, palabras, ambientes, pases magnéticos con las manos, etcétera, aunque ¡Por supuesto! Tales condiciones pueden ser propicias y complementarias, pero, también, pueden darse accidentalmente por el entorno. La persona hipnotizada o a quien se va a hipnotizar suele llamársele sujeto y quien hipnotiza, agente; pero no siempre el agente es una persona, puede ser una melodía, una palabra dentro de una frase, un símbolo, un ademán, etcétera. La hipnosis no es un sueño artificial sino un estado natural del funcionamiento del cerebro. Lo que solemos conocer como sugestión o autosugestión es resultado de un estado hipnótico leve. Si, usted, se adiestra a sí mismo para despertar a cierta hora y llega a despertar antes de que suene la alarma de su reloj, eso es autosugestión y una manera de auto hipnosis. Igual cuando algunos practicantes varones realizan ejercicios de bramacharya, es decir lograr permanecer durante un tiempo en castidad o abstinencia sexual por motivos religiosos, deportivos, por enfermedad o de otra índole, al principio suelen tener sueños eróticos en los cuales realizan el acto sexual y eyaculan al efectuar la penetración despertando incomodados por la pérdida del licor espermático; ellos logran, con el tiempo, durante el sueño extraer el miembro de su pareja ilusoria ¡Sin despertarse! para evitar el orgasmo y esto es, también, auto hipnosis. Es muy difícil, para no decir imposible, que un sujeto quede hipnotizado de inmediato a menos que acepte. A veces el sujeto dice no querer ser hipnotizado pero el agente lo reconoce como persona sugestionable y logra hipnotizarlo con facilidad. Pero por lo regular debe haber algunas entrevistas previas para crear lo que se conoce como raport, o una cierta química de simpatía, un clima de confianza, interpretado, también, como una forma de entrega o sumisión o esclavitud la cual, en muchos casos, establece el trance hipnótico sin intervención del agente, basta que el sujeto lo vea a distancia para que ocurra. A un sujeto en estado hipnótico el agente puede ordenarle, por ejemplo, tocarse la oreja derecha con la mano izquierda cada vez que, el agente, saque su pañuelo o pronuncie una palabra cualquiera que funcione como comando. Si le pide antes que despierte que no recuerde el mandato al volver al estado de vigilia no sabrá que pasó, y cada vez que escuche la palabra de comando para tocarse la oreja, lo hará y, semejante orden o similar, se ha reportado que puede permanecer efectiva hasta por poco más de un año. Muchas alergias raras, malestares recurrentes no bien explicados, achaques, etcétera se ha comprobado que pueden tener génesis en lo que alguna persona que recién sale del periodo de recuperación de anestesia luego de una intervención quirúrgica, y que se encuentra en ese limbo (semejante al trance hipnótico) entre dormida y medio despierta pero dolorida e incómoda, escucha cualquier conversación trivial de personal médico o asistentes y, en medio de ese susurro, capta una palabra cualquiera, digamos tijeras, y la asocia con su experiencia actual; tiempo después ya de alta y recuperada su salud, un día cualquiera alguien dice; tijeras y basta para desencadenar la evocación de aquellos síntomas postoperatorios. Algo similar puede ocurrir con niños, los niños son altamente sugestionables, en estados febril por cualquier catarro pueden reproducir ese estado de limbo, la frontera del sueño y la vigilia, y que los adultos les hablen o le canten al oído puede ser contraproducente, hay que tener cuidado con el valor de las palabras que se dicen en tales casos y que no sean para evidencia amor o despertarlo para su alimento. Al infante le basta en ese estado, para sentirse seguro y atendido con amor, el calor corporal y las caricias de la persona que lo atiende. No se requieren dotes excepcionales para hipnotizar. La hipnosis es más una capacidad o predisposición del sujeto hipnotizado que una destreza o poder del agente hipnotizador este a lo sumo lo más que hace es crear o propiciar las condiciones para que el sujeto desarrolle su innata sugestividad. Hay individuos más sugestionables que otros tal como los hay más altos o más inteligentes pero todas las personas son más o menos accesibles a la hipnosis y de hecho el estado hipnótico es un estado natural de los procesos psicológicos y alguien en una ceremonia o ritual religioso, político o artístico provisto de vigorosos elementos de sugestión puede caer en trance sin intermedio directo otra persona. Luego de conocer la existencia de algo que se llama manipulación, ingeniería social, técnicas de control mental, marketing y un largo etcétera, así como la presencia de otros tantos interesados en utilizarlas para su beneficio, y me refiero a consorcios comerciales para vender más, para que comamos más y compremos más comida de la necesaria; o los grupos de poder a fin de movilizar a multitudes para votar por tal o más cuál partido político o para evidenciar demostraciones de apoyo ficticio o dirigir campañas guerreristas, en fin… todo eso que puede ser teorías conspirativas y simples teorías de chachareo, paranoia o lo que sea, pero que existen muchas razones para que sean, al menos, potencialmente ciertas; emprender la tarea de marcar la diferencia y comenzar a dar los primeros pasos en convertirnos en una persona extraordinaria, nos brinda la promesa de quedar libres de eso.

Y si bien es cierto que la libertad no es tan lo que la mayoría piensa, repito ¡Al menos! tenemos la opción de escoger ser esclavos de las fuerzas de la naturaleza las cuales entrelazan en armonía a las positivas, las negativas y las neutras.

Hasta aquí, una breve historia de lo que, también, es tu vida.